viernes, 24 de abril de 2020

ANTOÑITA LA FANTÁSTICA, creación de BORITA CASAS



ANTOÑITA LA FANTÁSTICA 

En esta entrada del blog haremos una ampliación sobre los modelos literarios que más se utilizaron en la literatura juvenil de posguerra, en especial, la femenina.

En aquella España de posguerra, los cuentos y los relatos de infancia eran una forma de educación, siempre bajo los esquemas morales del régimen. En los 40 los relatos se alejaron del humorismo y de su naturaleza lúdica; pasaron a ser, por tanto, relatos meramente didácticos vinculados a las necesidades morales católicas y a la difusión propagandística del régimen. “En los cuentos, cualquier atisbo de libertad creativa desvirtuaba la dirección educativa y condicionaba el ejercicio de la censura” (Huguet, 2013:18). Nos encontramos con relatos tradicionales, temas históricos y religiosos como las vidas de santas.
Página 4 del libro “Cartilla Moderna de Urbanidad”
Los cuentos tradicionales de los hermanos Grimm o Andersen sufrieron una gran censura por ser considerados demasiados violentos, “hasta Hansel y Gretel fue objetado por “poco recreativo por su desagradable asunto”, o la Caperucita Roja de Perrautl por contener “detalles desagradables y un desagrable final” (Sotomayor, 2016:64). La censura y el exilio de la mayor parte de los autores provocó este descenso de la producción cuentística aunque destacan autores como Antoniorrobles (pseudónimo de Antonio Joaquín Robles) con cuentos como Rompetacones, Azulita o Cuentos de las cosas de navidad; o Salvador Bartolozzi encargado de reescribir en distintas versiones la obra de Pinocho (Dumitrut, 2016:32).
Durante el Franquismo se evitó la palabra "roja" por su connotación política
Ana María Mox critica, en su artículo, la figura femenina en los cuentos de hadas, y hasta los nombres sexistas de los cuentos de Antoniorrobles, mencionados anteriormente. Absurdo también la separación por sexos que hace Matilde Ras en su colección publicada en 1942 Mi libro azul de cuentos (la versión de cuentos de Andersen, Grimm, Perrault… para niños) y Mi libro rosa de cuentos (versión de los mismos para niñas) (Moix, 1976:7)




El ideal femenino de la época se propagó en las escuelas gracias a lecturas para niñas como “Guirnaldas de la Historia”. Para estos modelos exclusivamente femeninos se tomaron por referencia la vida y obra de mujeres españolas como la reina Isabel de Castilla, Agustina de Aragón,… (Hernando, s.f:27).

“La educación de la niña se inspiraba en obras clásicas de nuestra literatura como “La perfecta casada” de Fray Luis de León y se dirigía a prepararla en sus obligaciones futuras como mujer de su casa, ser previsoras y ordenadas, que améis la limpieza y el trabajo y el buen gobierno de la casa, pues lo contrario causa siempre ruina en su casa y la miseria y desgracia de su familia” (Hernando, s.f:10).
En los años cuarenta resurgió el tebeo para las niñas que “reforzaba su actitud sentimental ante los problemas cotidianos de la vida” (Huguet 2013:24) como la revista Mis chicas (1941) donde está presente la doctrina del Espíritu Nacional de la Falange y donde, por ejemplo, las niñas aprendían a confeccionar modelitos para la muñeca Mariló (Moix, 1976: 9).


Uno de los subgéneros más cultivado fue las novelas de colegios femeninos que seguían la estructura de “Bildungsroman a la que suele ajustarse, a aspectos clave de la formación del personaje niña o adolescente, protagonista de las historias […] Se trata de un conjunto literario caracterizado por ajustarse al esquema de comunicación literaria “en femenino”: novelas hechas por escritoras cuya temática versa sobre lo femenino y que van dirigidas asimismo a receptoras jovencitas con edades comprendidas entre los nueve y los dieciséis años” (Ezpeleta, 2018:64)

Acabaremos con las palabras de Ana María Mox “las niñas las educaban para fregonas en espera del príncipe azul, a ellos, los niños, los preparaban para príncipes un tanto raros; ellas esperarían inútilmente, puras y resignadas porque estos principitos huían con pavor del matrimonio”. (Moix, 1976:11)

Bibliografía

DUMITRUT, Georgiana M.ª (2015/2016). “Estudio de la literatura infantil: comparación entre la cuentística española y rumana”. Trabajo de Fin de Grado. Universidad de La Rioja. Recuperado de:
EZPELETA AGUILAR, Fermín (2018). “La descendencia de Celia en el Colegio: novelas de internados femeninos en la literatura infantil y juvenil de posguerra”. En AILIJ (Anuario de Investigación en Literatura Infantil y Juvenil) 16, p. 63-76. Recuperado de:
HERNANDO BAYÓN, Ana (s.f.).” La niña bien educada (una aproximación a la educación de las niñas en los manuales, 1900-1975)”. En Cuadernos del Museo Pedagógico y de la Infancia de Castilla-La Mancha. Recuperado de:
HUGUET, Montserrat. (2013). “Memoria del primer franquismo. Mujeres, niños y cuentos de infancia”. Sobre Donne e bambini. Italia. Recuperado de:
MOIX, Ana M.ª (1976). “Érase una vez… la literatura infantil a partir de los años 40”. En Vindicación femenina, 5. Madrid, 1 de noviembre, pp.28-39. Recuperado de:
SOTOMAYOR, MªVictoria; CERRILLO TORREMOCHA, Pedro César; SÁNCHEZ ORTIZ, César; CAÑAMARES TORRIJOS, Cristina (2016). “La censura de libros para niños: 1939-1976”. En Censuras y literatura infantil y juvenil en el siglo XX (en España y 7 países latinoamericanos). Págs. 53-122. Recuperado de:


2 comentarios:

  1. Buenas, Sandra.

    Muy interesante tus entradas. Las voy leyendo todas a medida que las publicas y gracias a la información que vas proporcionando voy conociendo un poco a Borita Casas. Sinceramente, nunca me había acercado a ella y la verdad es que me está gustando. No creo que Borita Casas sea una autora de primera línea como lo pueden ser otros de su época, pero es realmente interesante el estudio también de esta autora española, creadora, como ya has expuesto tú, del personaje Antoñita la fantástica.

    Por cierto, al final de tu entrada haces referencia al Bildungsroman, creo recordar que es un término alemán, que hace referencia a la novela de aprendizaje, ¿verdad?

    Un abrazo, Sandra.

    Adrián Calvo Martínez

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  2. Buenas, Adrián.
    Me alegra saber que cumplo el objetivo de recuperar a una mujer tan poco reconocida como Borita Casas. Exactamente, hago referencia a la novela de aprendizaje como modelo literario.
    Un saludo,
    Sandra Boente

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