ANTOÑITA LA FANTÁSTICA
En esta entrada del blog hablaremos sobre el quinto libro de la
colección: Antoñita La Fantástica en el país de la
fantasía. Este es un libro bastante diferente al anterior ya que
se adentra en el mundo de los cuentos, como ella misma nos dice:
“este tomo es algo distinto a los demás. Pero os gustará por eso
mismo. Dejad que os explique. Se trata de un viaje. Un viaje fuera de
serie, sorprendente y maravilloso al País de la Fantasía. Ni más
ni menos” (p.8).
Ilustraciones de Marina Seoane
En este viaje Antoñita recorre el mundo fantástico de los cuentos
clásicos, donde el tiempo también ha pasado, por lo que va a
conocer la situación actual de los distintos personajes de ficción
mientras comenta y opina sobre ellos. Esto nos va a permitir conocer
más de cerca cuales eran los libros que leían las niñas de aquella
época.
Antoñita se introduce en este universo con la ayuda de su
acompañante de viaje, el gato con botas, quien le cuenta a nuestra
protagonista que Blancanieves está casada, es reina y tiene dos
hijas preciosas. Caperucita arregló la casa de su abuela “donde el
malvado lobo se hizo tristemente famoso con sus dientazos y su gorro
de dormir” (p.35). Caperucita se ha casado con Pulgarcito quien le
comenta: “figúrate...antes era una chiquilla, casi como tú. Y mi
marido, Pulgarcito, un chavalín que no medía un palmo. Pero mírale,
ya está aquí...” (p.37). Cuando se acercan al castillo de
Blancanieves el gato opina “no quiero criticar a Blancanieves […]
pero todo el mundo murmulla que es demasiado aficionada al lujo y a
la buena vida” (p.41) cuando Antoñita la defiende diciendo que se
ha casado con un hombre rico, el gato sigue “pero ella, a mi
juicio, abusa un poco de esa suerte, con tanto manirrotismo de
vestidos, joyas y demás vanidades. También las minas llegan a
agotarse … y hasta la paciencia de quien más nos quiere” (p.41).
Se va introduciendo en los diálogos cierto didactismo, en este caso,
la crítica a la avaricia. La mujer debe ser modesta, sencilla y no
aprovecharse del bien ajeno.
Interesante son nuestras dos próximas protagonistas: Graciella y
Lisbel. Ambas han tenido un problema que ha provocado la separación
entre sus amantes, ambas cuentan la historia in media res a
Antoñita quien intenta ayudar a reparar sus errores y encontrar a
sus prometidos. Ambos se reencuentran siguiendo el modelo bizantino.
La primera es una muchacha de aspecto muy triste llamada Graciella.
Hija de unos reyes, siendo un bebé recibió un don de cada hada; la
belleza, la inteligencia, la gracia y la salud pero la hechicera
rencorosa le quitó la risa. Aunque vivía rodeada de lujos era
terriblemente infeliz. La princesa escapó del palacio al saber que
el pretendiente más caballeroso del reino quería su mano. Antoñita
la ayuda a ir junto la hechicera rencorosa quien le devuelve la risa
a Graciella, pues siente compasión por la muchacha. Graciella logra
reunirse con su prometido Clodoaldo, quien escucha toda la historia.
La segunda es una pastora llamada Lisbel. Ella le cuenta que toda su
vida ha sido muy guapa y presumida. En su pueblo era la más hermosa
pero también la más engreída. Solo un mozo llamado Leonardo logró
conquistar su corazón aunque ella lo trataba muy mal. Un día
sabiendo que el rey buscaba una niñera para su maleducada hija,
Lisbel se presenta con su mejor cabritilla y se la regala a la niña.
Esta acepta a Lisbel como niñera por ser muy guapa pero rápidamente
se cansa de ella. Lisbel es trasladada a ayudante de cocina, dándose
cuenta del error que había cometido y llevada por la vergüenza
decide huir de su pueblo. Antoñita ayuda a Lisbel a buscar a su
amante en la ciudad donde los dos pastores enamorados se
reencuentran. Al final, cuando se despiden, Antoñita le da unos
últimos consejos: “le leí bien claro la cartilla y ella prometió
ser para Leonardo la esposa más sencilla y comprensiva de toda la
comarca” (p.182)
A través de estos fragmentos podemos ver una doble enseñanza,
siguiendo el modelo de la época. Primero que:
“los relatos románticos, los que instaban al fantaseo de las
adolescentes, terminaban todos ellos en la única situación real
admisible: el matrimonio, de manera que el margen para el desarrollo
de tramas en estos cuentos de transición a la edad adulta era muy
limitado” (Huguet 2013:26).
La segunda lección es, siguiendo las palabras de Montserrat Huguet,
que:
“las novelitas rosa proponían mujeres casi niñas que se
esforzaban en pulir sus cualidades femeninas. Las visibles: pulcritud
y decoro, y las más íntimas: humildad, afición al trabajo y
disposición para la obediencia, a fin de convertirse -por sus
cualidades y actitudes en el objeto de enamoramiento apasionado de un
hombre harto de oropeles vacuos y tentaciones mundanas, en forma de
mujeres hermosas, pero casquivanas y de espíritu taimado” (Huguet
2013:27).
Una de las partes más interesante es cuando Antoñita pasa por
delante del castillo de Barba azul “el cuento
de más suspense, para prepararse una buena pesadilla nocturna. El
truculento relato que todas las chicas del mundo hemos releído
indignadas, prometiendo enérgica oposición a matrimonios con
déspotas ricachos que nos caen gordos” (p.110). El
cuento trata sobre una mujer que descubre que su marido oculta en
una habitación prohibida los cadáveres de sus anteriores esposas.
La mujer
de Barba Azul explica que “el siniestro cuentecín de mi maligno
esposo ha dado la vuelta al mundo y, lógicamente, yo a su lado con
el llavero diabólico, simbolizando encima la curiosidad
femenina”(p.112). Ella cuenta que ha castigado a su marido y ahora
se dedica a reelaborar los cuentos injustos: “¡basta ya de esposos
tiranos y de mujercitas degolladas!” (p.113)
Con estas palabras hace, Borita Casas, un total
juicio sobre estos tipos de libros, donde la mujer es ejemplificada
como la causante del mal siguiendo el tópico de la femme fatale.
Este libro muy pronto fue censurado porque “resulta fuerte y cruel
para los niños y las disquisiciones sobre la curiosidad femenina
poco comprensibles” (Lut 2016:340). Esta es la razón por la que
este cuento, como muchos otros, ya no formen parte de nuestra
infancia.
Otra de las
críticas que hace Borita Casas es la falta de renovación de los
relatos clásicos. La falta de nuevos modelos literarios fue
debido a la estricta conducta moral que
se impuso, tanto en los libros como en las revistas, que
provocó este estancamiento en la
producción cuentística infantil. Cabe
destacar que en los años cincuenta y
setenta “hubo cientos de colecciones
de cuadernos de historietas cuyas protagonistas eran niñas y otros
personajes de dudoso realismo y talante francamente empalagoso: hadas
madrinas, pastoras guapas y desvalidas, príncipes azules, animales
encantados que hablaban, y por supuesto brujas feas y malas”
(p.24).
Por
tanto, Antoñita opina:
“a mi modesto juicio, este tipo de relatos
fantásticos atravesaba una etapa inmovilista demasiado larga; no
marcaba el paso con el ritmo veloz del mundo real. Desde nuestras
tatarabuelas para acá, ¿quién había renovado, y mucho menos
superado, la temática de los cuentos tradicionales? Nadie”
(p.112).
Confiesa, entonces, que ella ha escrito un par
de narraciones “con fantasía y humor al mismo tiempo… una se
llama El lago de las lágrimas
tontas. La otra es La
gruta de los deseos perdidos”.
Antes de despedirse del reino de la fantasía, Antoñita
vuelve a incidir en la misma idea:
“repito que en mi país todas las niñas han leído montañas de
veces La Cenicienta y Blancanieves. Cientos, miles de
ediciones se han hecho de ambos cuentos. ¡Y ya está bien, señores
míos! Hoy, la mayoría de las “peques” somos listas, rebeldes y
sentimentales, todo a un tiempo, y pedimos cierta renovación
cuentística. Y luz verde, que decimos allá, para nuevas figuras
acreedoras a la misma fama, ¿por qué no?, de sus antecesoras. Esto
es justo, amigos fantásticos” (pp.177-178).
Estoy en total acuerdo con estas palabras de Borita Casas tan
cercanas a nuestro propio tiempo ya que, aunque hayan pasado
cincuenta años, todas hemos leídos estos cuentos en nuestra
infancia. Con estas últimas palabras quiero hacer reflexionar sobre
los nuevos modelos literarios que los niños y niñas de hoy en día
encuentran en las páginas de sus libros y como esto se refleja en la
entrada de una nueva mentalidad.
Bibliografía
CASAS, Borita (1983). Antoñita la Fantástica en el país de la
fantasía. (3º edición). Madrid: Editorial Andina.
HUGUET, Montserrat. (2013). “Memoria del primer franquismo.
Mujeres, niños y cuentos de infancia”. Sobre Donne e bambini.
Italia. Recuperado de:
https://core.ac.uk/download/pdf/29403923.pdf
[visitado el 14/04/2020]
LUT MARTENS, Hanna Veerle. (2016). Tradición y censura en las
traducciones de literatura infantil y juvenil en la cultura
franquista: los cuentos de Perrault en español hasta 1975 (tesis
doctoral). Universidad de Extremadura. Recuperado de:
http://dehesa.unex.es/bitstream/hsandle/10662/3766/TDUEX_2016_Martens.pdf?sequence=1
[visitado el 14/04/2020]
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