viernes, 24 de abril de 2020

ANTOÑITA LA FANTÁSTICA, creación de BORITA CASAS



ANTOÑITA LA FANTÁSTICA 

En esta entrada del blog hablaremos sobre el quinto libro de la colección: Antoñita La Fantástica en el país de la fantasía. Este es un libro bastante diferente al anterior ya que se adentra en el mundo de los cuentos, como ella misma nos dice: “este tomo es algo distinto a los demás. Pero os gustará por eso mismo. Dejad que os explique. Se trata de un viaje. Un viaje fuera de serie, sorprendente y maravilloso al País de la Fantasía. Ni más ni menos” (p.8).                                                                                               
                                                                                                               Ilustraciones de Marina Seoane 
En este viaje Antoñita recorre el mundo fantástico de los cuentos clásicos, donde el tiempo también ha pasado, por lo que va a conocer la situación actual de los distintos personajes de ficción mientras comenta y opina sobre ellos. Esto nos va a permitir conocer más de cerca cuales eran los libros que leían las niñas de aquella época. 
Antoñita se introduce en este universo con la ayuda de su acompañante de viaje, el gato con botas, quien le cuenta a nuestra protagonista que Blancanieves está casada, es reina y tiene dos hijas preciosas. Caperucita arregló la casa de su abuela “donde el malvado lobo se hizo tristemente famoso con sus dientazos y su gorro de dormir” (p.35). Caperucita se ha casado con Pulgarcito quien le comenta: “figúrate...antes era una chiquilla, casi como tú. Y mi marido, Pulgarcito, un chavalín que no medía un palmo. Pero mírale, ya está aquí...” (p.37). Cuando se acercan al castillo de Blancanieves el gato opina “no quiero criticar a Blancanieves […] pero todo el mundo murmulla que es demasiado aficionada al lujo y a la buena vida” (p.41) cuando Antoñita la defiende diciendo que se ha casado con un hombre rico, el gato sigue “pero ella, a mi juicio, abusa un poco de esa suerte, con tanto manirrotismo de vestidos, joyas y demás vanidades. También las minas llegan a agotarse … y hasta la paciencia de quien más nos quiere” (p.41). Se va introduciendo en los diálogos cierto didactismo, en este caso, la crítica a la avaricia. La mujer debe ser modesta, sencilla y no aprovecharse del bien ajeno.


Interesante son nuestras dos próximas protagonistas: Graciella y Lisbel. Ambas han tenido un problema que ha provocado la separación entre sus amantes, ambas cuentan la historia in media res a Antoñita quien intenta ayudar a reparar sus errores y encontrar a sus prometidos. Ambos se reencuentran siguiendo el modelo bizantino.
La primera es una muchacha de aspecto muy triste llamada Graciella. Hija de unos reyes, siendo un bebé recibió un don de cada hada; la belleza, la inteligencia, la gracia y la salud pero la hechicera rencorosa le quitó la risa. Aunque vivía rodeada de lujos era terriblemente infeliz. La princesa escapó del palacio al saber que el pretendiente más caballeroso del reino quería su mano. Antoñita la ayuda a ir junto la hechicera rencorosa quien le devuelve la risa a Graciella, pues siente compasión por la muchacha. Graciella logra reunirse con su prometido Clodoaldo, quien escucha toda la historia. 


La segunda es una pastora llamada Lisbel. Ella le cuenta que toda su vida ha sido muy guapa y presumida. En su pueblo era la más hermosa pero también la más engreída. Solo un mozo llamado Leonardo logró conquistar su corazón aunque ella lo trataba muy mal. Un día sabiendo que el rey buscaba una niñera para su maleducada hija, Lisbel se presenta con su mejor cabritilla y se la regala a la niña. Esta acepta a Lisbel como niñera por ser muy guapa pero rápidamente se cansa de ella. Lisbel es trasladada a ayudante de cocina, dándose cuenta del error que había cometido y llevada por la vergüenza decide huir de su pueblo. Antoñita ayuda a Lisbel a buscar a su amante en la ciudad donde los dos pastores enamorados se reencuentran. Al final, cuando se despiden, Antoñita le da unos últimos consejos: “le leí bien claro la cartilla y ella prometió ser para Leonardo la esposa más sencilla y comprensiva de toda la comarca” (p.182)

A través de estos fragmentos podemos ver una doble enseñanza, siguiendo el modelo de la época. Primero que:
“los relatos románticos, los que instaban al fantaseo de las adolescentes, terminaban todos ellos en la única situación real admisible: el matrimonio, de manera que el margen para el desarrollo de tramas en estos cuentos de transición a la edad adulta era muy limitado” (Huguet 2013:26).

La segunda lección es, siguiendo las palabras de Montserrat Huguet, que:
“las novelitas rosa proponían mujeres casi niñas que se esforzaban en pulir sus cualidades femeninas. Las visibles: pulcritud y decoro, y las más íntimas: humildad, afición al trabajo y disposición para la obediencia, a fin de convertirse -por sus cualidades y actitudes en el objeto de enamoramiento apasionado de un hombre harto de oropeles vacuos y tentaciones mundanas, en forma de mujeres hermosas, pero casquivanas y de espíritu taimado” (Huguet 2013:27).

Una de las partes más interesante es cuando Antoñita pasa por delante del castillo de Barba azul “el cuento de más suspense, para prepararse una buena pesadilla nocturna. El truculento relato que todas las chicas del mundo hemos releído indignadas, prometiendo enérgica oposición a matrimonios con déspotas ricachos que nos caen gordos” (p.110). El cuento trata sobre una mujer que descubre que su marido oculta en una habitación prohibida los cadáveres de sus anteriores esposas. La mujer de Barba Azul explica que “el siniestro cuentecín de mi maligno esposo ha dado la vuelta al mundo y, lógicamente, yo a su lado con el llavero diabólico, simbolizando encima la curiosidad femenina”(p.112). Ella cuenta que ha castigado a su marido y ahora se dedica a reelaborar los cuentos injustos: “¡basta ya de esposos tiranos y de mujercitas degolladas!” (p.113)
Con estas palabras hace, Borita Casas, un total juicio sobre estos tipos de libros, donde la mujer es ejemplificada como la causante del mal siguiendo el tópico de la femme fatale. Este libro muy pronto fue censurado porque “resulta fuerte y cruel para los niños y las disquisiciones sobre la curiosidad femenina poco comprensibles” (Lut 2016:340). Esta es la razón por la que este cuento, como muchos otros, ya no formen parte de nuestra infancia.

Otra de las críticas que hace Borita Casas es la falta de renovación de los relatos clásicos. La falta de nuevos modelos literarios fue debido a la estricta conducta moral que se impuso, tanto en los libros como en las revistas, que provocó este estancamiento en la producción cuentística infantil. Cabe destacar que en los años cincuenta y setenta “hubo cientos de colecciones de cuadernos de historietas cuyas protagonistas eran niñas y otros personajes de dudoso realismo y talante francamente empalagoso: hadas madrinas, pastoras guapas y desvalidas, príncipes azules, animales encantados que hablaban, y por supuesto brujas feas y malas” (p.24). 
Por tanto, Antoñita opina:
“a mi modesto juicio, este tipo de relatos fantásticos atravesaba una etapa inmovilista demasiado larga; no marcaba el paso con el ritmo veloz del mundo real. Desde nuestras tatarabuelas para acá, ¿quién había renovado, y mucho menos superado, la temática de los cuentos tradicionales? Nadie” (p.112).

Confiesa, entonces, que ella ha escrito un par de narraciones “con fantasía y humor al mismo tiempo… una se llama El lago de las lágrimas tontas. La otra es La gruta de los deseos perdidos. Antes de despedirse del reino de la fantasía, Antoñita vuelve a incidir en la misma idea:
“repito que en mi país todas las niñas han leído montañas de veces La Cenicienta y Blancanieves. Cientos, miles de ediciones se han hecho de ambos cuentos. ¡Y ya está bien, señores míos! Hoy, la mayoría de las “peques” somos listas, rebeldes y sentimentales, todo a un tiempo, y pedimos cierta renovación cuentística. Y luz verde, que decimos allá, para nuevas figuras acreedoras a la misma fama, ¿por qué no?, de sus antecesoras. Esto es justo, amigos fantásticos” (pp.177-178).

Estoy en total acuerdo con estas palabras de Borita Casas tan cercanas a nuestro propio tiempo ya que, aunque hayan pasado cincuenta años, todas hemos leídos estos cuentos en nuestra infancia. Con estas últimas palabras quiero hacer reflexionar sobre los nuevos modelos literarios que los niños y niñas de hoy en día encuentran en las páginas de sus libros y como esto se refleja en la entrada de una nueva mentalidad.

Bibliografía
CASAS, Borita (1983). Antoñita la Fantástica en el país de la fantasía. (3º edición). Madrid: Editorial Andina.
HUGUET, Montserrat. (2013). “Memoria del primer franquismo. Mujeres, niños y cuentos de infancia”. Sobre Donne e bambini. Italia. Recuperado de:
LUT MARTENS, Hanna Veerle. (2016). Tradición y censura en las traducciones de literatura infantil y juvenil en la cultura franquista: los cuentos de Perrault en español hasta 1975 (tesis doctoral). Universidad de Extremadura. Recuperado de:



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