viernes, 10 de abril de 2020

Delibes: un ecologista en acción (literaria)

Greenpeace dejó pasar una gran oportunidad para elevar su discurso al no reclutar a Miguel Delibes para sus filas. Del mismo modo, la misteriosa y carismática Greta Thunberg podría aprender muchas cosas si leyese a nuestro escritor, porque el papel que juega en su obra la naturaleza y su respeto y conservación es verdaderamente digno de considerar, más aún, si cabe, si tenemos en cuenta el período en que escribió sus reivindicaciones. 

La sombra del asno: Ilustración: Viaje por la Castilla de Miguel ...Delibes se definía a sí mismo como ''un hombre anclado en el idioma rural'', y no es para menos. Uno de los primeros rasgos que llaman la atención al lector de Delibes es, posiblemente, la riquísima variedad léxica de la que hace gala y que complica, a partes iguales, la lectura. Sin embargo, como él defendía, sus obras no son complejas de leer, no tienen un vocabulario intrincado y extraño, sino que somos nosotros, como lectores, los que hemos abandonado sus palabras. El léxico de Delibes es predominantemente rural, con referencias a instrumentos agrícolas, elementos de la naturaleza y modos del campo que, a ojos del lector moderno, se han quedado totalmente obsoletos. El método poético, por así llamarlo, del escritor consistía en visitar los pueblos castellanos, hablar con sus gentes, sus campesinos, y anotar, de su habla, las palabras y expresiones que le resultasen más llamativas e interesantes. Era su modo particular de permanecer en la tierra, frente a las embestidas del progreso motorizado y urbanita. Su gran afición por la caza le proporcionaba, también, un importante contacto con el ambiente natural y su idioma.
Hay una anécdota que a mí me resultó, cuando la conocí, muy esclarecedora en este sentido sobre su compromiso con el campo, que era, fundamentalmente, lingüístico. Nuestro escritor se afanó por presentar a la RAE listados diarios con más de veinte términos precisos sobre instrumentos de pesca, aves y animalillos del campo, herramientas ganaderas... pero la Academia las rechazó, porque era un número excesivo de palabras como para incluirlas en el Diccionario de una forma tan drástica, sin análisis previo, más allá de la fiabilidad que pudiese suscitar Delibes. Ante la negativa, el vallisoletano se debió de coger un enfado... Como ya adelantaba en las entradas anteriores: cabezón, cabezón. Aunque no lo pudo disfrutar, porque falleció tres años antes, uno de los estudiosos más consolidados en la obra delibesana, Jorge Urdiales, compuso en 2013 el Diccionario del castellano rural de Miguel Delibes, donde se relaciona cada término con su significado preciso y con su uso en la obra del escritor. Un verdadero homenaje a su labor y a su implicación con el campo.
El amoroso trato que Delibes destinaba a las palabras hace de sus obras verdaderos testimonios realistas de la vida en el campo castellano. Darío Villanueva, a este respecto, comenta que ''Los protagonistas de sus novelas son auténticos por sus pasiones, pero también por sus palabras'' (2003: 168). 
Delibes y la naturaleza | Fundación Miguel DelibesSu discurso de ingreso en la RAE, en 1976, es el texto de mayor reivindicación del entorno natural, y en él expone con una gran elegancia su crítica colectiva y pública. No gustó a gran parte de los académicos el tono de denuncia y crispación que se desprendían del discurso, pero Delibes, una vez más, no calló. El discurso se llama S.O.S El sentido del progreso en mi obra. He seleccionado dos fragmentos que, a mi modo de ver, son bastante significativos:

‘‘Hemos matado la cultura campesina pero no la hemos sustituido por nada, al menos por nada noble’’ (1976: 76)

 ''¿Cuántos son los vocablos relacionados con la Naturaleza, que, ahora mismo, ya han caído en desuso y que, dentro de muy pocos años, no significarán nada para nadie y se transformarán en puras palabras enterradas en los diccionarios e ininteligibles para el Homo tecnologicus?'' (1976: 77)

La idea lingüística que trasciende es clara: las palabras reflejan las prioridades del hablante, por lo que el desuso (y desconocimiento) del léxico relacionado con la naturaleza demuestra que el campo ya no es, pues, una prioridad. El campo como resto fósil en el uso lingüístico. 
Por último, os expongo otro fragmento, esta vez perteneciente a un texto diferente, que revela la reflexión sobre el lenguaje que realizaba Delibes sobre el campo. El campesino, como el marinero, trata con más cariño a su entorno:

''El campesino suele emplear voces femeninas, más tiernas y maternales, para designar árboles y pájaros que en los diccionarios y en el vocabulario capitalino son resueltamente masculinos: torda por tordo, nogala por nogal, rendaja por arrendajo, olma por olmo, etc.'' (1995: 108)



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Delibes, Miguel: ''Humanización de los animales'', en Castilla, lo castellano y los castellanos. Madrid, Espasa Calpe, 1995, 108.

Delibes, Miguel, ''S.O.S. El sentido del progreso en mi obra'', Barcelona, Destino, 1976, 76-77

''Ve la luz el Diccionario inédito del castellano rural de Miguel Delibes'' recuperado en 
https://www.abc.es/cultura/libros/20130110/abci-diccionario-inedito-castellano-rural-201301091713.html el 09/04/2020

Villanueva, Darío, ''Seis claves para Delibes'' en Siglo XXI: Literatura y Cultura españolas: revista de la Cátedra Miguel Delibes, Nº1, 2003, 149-173

''En este espacio donde se inventa la infinitud de los amarillos...''

Esta vez, la frase que da título a la entrada pertenece a un hermoso poema dedicado a Castilla que escribió Antonio Colinas y que preside el vestíbulo del Centro e-LEA Miguel Delibes, en Urueña, uno de los muchos centros culturales que llevan orgullosamente el nombre del escritor. Urueña, por cierto, es una de las denominadas ''Villas del libro'' de Europa, es un pueblecito castellano diminuto pero que cuenta con más de diez librerías. Os recomiendo enormemente su visita; allí, además, se encuentra el Museo de la Música, donde se recoge todo el folclore castellano. ¡Una joya de lugar!
He elegido este verso porque es en este espacio amarillo donde Delibes fija su existencia literaria y personal, su compromiso social y político. Es, como señala Darío Villanueva en su análisis, una de las claves para comprender la obra del escritor vallisoletano.
Desde una de las almenas de la muralla de Urueña

El documental ''Esta es mi tierra'', que os relacioné en la entrada anterior, centra este tema de una forma que, si bien un poco densa, transmite la resignación y la impotencia con que Delibes percibía el abandono económico y demográfico de Castilla. Parafraseando una famosa cita de Ortega, Delibes dice: ''Castilla, pobladora de mundos, apenas tiene para poblarse a sí misma''. En efecto, las alusiones al pasado glorioso de Castilla, a sus ferias, que la hicieron prosperar, y a la expansión de su lengua, quedan superadas con una particular nostalgia histórica ante un presente decadente y de espacios tan vacíos como los de Siberia. Pero Delibes no se calla: culpa directamente al gobierno y a sus políticas que en nada favorecen la subsistencia de los agricultores castellanos, cansados ya de mirar al cielo e implorar a Dios por gozar de algo de agua. La España vaciada lleva sangrando gente y respeto desde hace más tiempo de lo que pensamos... El escritor dice, en una síntesis muy potente, que el gobierno está destruyendo Castilla porque se ha empeñado en ''subir el precio de la azada y no el de la patata''. Esta situación de abandono la refleja nuestro autor en muchas de sus obras, aunque toma especial presencia en Las ratas (1962), donde la vida castellana queda expuesta como una verdadera lucha por la supervivencia (económica pero también moral). La elección de un personaje infantil, como sucede en esta novela, no es  casual ni aislada: Delibes inicia la novela presentando a una figura inocente para revelar, mediante la oposición, las miserias del entorno con mayor nitidez (sucede lo mismo en El camino y en El hereje, por ejemplo). La visión infantil resulta muy eficaz y fructífera cuando se pretende realizar un texto de denuncia. 
Rutas sobre Miguel Delibes | Fundación Miguel Delibes


Miguel Delibes, por tanto, no se puede entender sin Castilla. Es uno de esos autores que hacen fácil enunciar este tipo de afirmaciones tan poéticas, que resultarían, en cambio, muy osadas si dichas sobre otros. Además, lugares como Urueña, pero también Valladolid, con su Centro Cultural Miguel Delibes (al estilo de nuestro Riojaforum) o la atractiva Ruta de Delibes, fomentada por la Junta de Castilla y León, hacen pensar cada vez más que Castilla, o una parte de ella, tampoco se entendería sin el escritor. La Ruta de Delibes es especialmente entrañable: en cada uno de los pueblos mencionados por el autor en alguno de sus libros se ha colocado una enorme D en la que se puede leer uno de los fragmentos del libro en cuestión. Yo la descubrí, por primera vez, en Tordesillas, hace unos meses. 


Son tantos los que, como Delibes, se han sentido atraídos por el páramo amarillo de Castilla, como Unamuno, Machado o Baroja, que, siempre que dejo a un lado sus trigales con el coche, me pregunto qué tendrán estos campos que tanto embelesan y prometen, sin tener nada con que embelesar y prometer. Es su mar de cereal, posiblemente, el mar de agua salada que no podemos gozar los del interior, y, por ello, nos contentamos; tanto nos hemos contentado, que hemos llegado a creer que lo preferimos. 


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Os dejo el enlace a la página web del Centro e-LEA por si quisierais echarle un vistazo... De verdad, pienso que es una visita muy recomendada para quienes, como nosotros, sentimos la mística de las letras. En el enlace encontraréis también el poema a Castilla de Colinas; no lo copio aquí porque la entrada resultaría demasiado extensa: http://www.xn--uruea-rta.es/e-lea-miguel-delibes/

Villanueva, Darío, ''Seis claves para Delibes'' en Siglo XXI: Literatura y Cultura españolas: revista de la Cátedra Miguel Delibes, Nº1, 2003, 149-173



Ent_3: La novela en Neville


Antes de comenzar con el estudio de la novela y, en concreto, con su primera obra Don Clorato de Potasa,
relataré algunos episodios de la vida de Neville. Aún siendo embajador, en 1930 trabaja como dialoguista en Hollywood. El conocimiento del arte cinematográfico le permite estrenar algunas de sus películas. Por ejemplo, en 1933 dirige con la colaboración de Enrique Jardiel Poncela y Antonio Robles Falso noticiero. En asuntos relacionados con el amor, aunque nunca se separará de su esposa, hacia 1934 conoce a la artista Conchita Montes que será a partir de entonces su compañera de vida. Respecto a cuestiones políticas, antes de la Guerra Civil se había afiliado a Izquierda Republicana, pero siendo embajador del gobierno republicano en Londres participa a favor de los sublevados. Incidiendo en asuntos políticos, en 1937 se afilia a Falange Española y participa en labores de propaganda. Sus muestras a favor del régimen de Franco consiguen que sea readmitido en el cuerpo diplomático. Sea por alcurnia aristocrática, familia, educación o valores, Neville prefiere defender la causa sublevada que le permitió una vida acomodada. Los pasajes de Carratalá (2009) son muy intensos en cuanto a las peripecias que vivió en Madrid en la Guerra Civil. Empleó sus amistades, su puesto de embajador y su labia para salvar la vida “era un hombre de recursos, capaz de tomar la iniciativa, inquieto y amante de un riesgo afrontado con espíritu deportivo” (Carratalá, 2009:93). Durante los años de posguerra prioriza su actividad en el cine.


“¡La risa ha sido el arma con que lo joven ha vencido a lo viejo en este siglo!”  
(cap. XI, segunda parte)

Neville se inicia en la novela con Don Clorato de Potasa en 1929. López García (2003) expresa que es una novela extraordinaria “probablemente, con Roque Six de José López Rubio, y con el permiso de Enrique Jardiel Poncela, la mejor y más intencionada de todas las novelas humorísticas de estos años”. A esta obra con tan buena crítica sigue Frente de Madrid que publicada en 194. Se trata de un conjunto de narraciones vinculadas con la Guerra Civil. El autor muestra su adhesión al bando sublevado y critica la II República “en las trincheras, Rodríguez como Javier Navarro, el protagonista de Frente de Madrid, deben  purificar el error pasado” (Carratalá, 2009:159). Producciones García S.A. (1956) muestra los aspectos del mundillo cinematográfico durante el período republicano. 

Comentario de Don Clorato de Potasa
De acuerdo con el prólogo de la segunda publicación (1957), obra sobre la cual trabajo, Neville retrata el ambiente de Madrid de los felices años 20 “lo fui publicando por entregas en ‘El Sol’ y los últimos capítulos los escribí en Hollywood, donde me había llevado mi inquieto deambular” (Neville, 1957:10). En las últimas líneas del prólogo nos recuerda el autor que se escribió en 1925 y que el protagonista, Clorato, está anclado en su época. Es importante la introducción porque alude a las diferencias existentes entre la publicación de 1929 y 1957. Según el estudio de García Fuentes (1990) “se encuentran grandes cambios estructurales, estilísticos y temáticos que la hacen “mucho menos optimista, despreocupada y - ¿Por qué no decirlo? - moderna”. Podemos decir que en la dictadura (1939-1975) los tonos más transgresores quedan más cohibido. 
La estructura externa está formada por ciento ocho páginas y dos partes: la primera de treinta y un capítulos y la segunda de doce. El estilo es cercano al lector medio ya que sus lectores eran aquellos que compraban El Sol (diario publicado en Madrid entre 1917 y 1939). Asimismo, el autor da gran importancia al diálogo, elemento primordial del género teatral donde destacará en los años 50. 
En la primera parte se describen a distintos personajes que realizan acciones muy dispares y estrambóticas. El espacio narrativo es la casa de la baronesa que, a pesar de sufrir los comportamientos indisciplinados de sus invitados, sigue realizando fiestas. En la última que celebra participa Clorato y dos amigos. Tras una conversación sobre dinero, de la fiesta se pasa al robo y de ahí, al asesinato. Los invitados matan a la baronesa y al mayordomo. En clave de “humor” o por lo menos, sin incidir en lo trágico o sangriento, huyen los tres personajes. El tono predominante es el absurdo. De forma muy variopinta sabemos el destino de los tres atacantes: el señor Margarita de Borgoña, el Burgomaestre de Londres y Clorato. Si el caso de los dos primeros es rocambolesco, el tercero no tiene desperdicio. Clorato se vuelve inspector de policía para investigarse a sí mismo. Así, tiene conversaciones con su yo desdoblado, uno como policía y otro como detenido. La conciencia queda personificada. Las propuestas más ilógicas se apoderan del relato con un humor crítico. Estoy de acuerdo con la opinión de Burguera Nadal (1991), “vanguardismo, crítica contra lo convencional y humorismo lleno de afectividad”. Destaca la comicidad y sátira de los estamentos (policía, juzgado, prensa), así como sus integrantes. Por ejemplo, el verdugo es el que hace reír. Se rompe la máscara de justiciero con el oxímoron -verdugo y mimo- “tenía su prestigio en la manera de tratar a sus clientes, ya que los asistía con verdadero cuidado y mimo” (1957:26). El relato da espacio narrativo, en clave irónica, al proceso, la ejecución y la ascensión del alma del reo, Margarita de Borgoña. En el “cielo” se encuentra con la baronesa la cual le da las gracias por haberla asesinado pues “disfruto aquí de mi tertulia ideal” (1957:35). Sin embargo, lo que parece ser no es. El ejecutado resucita y ahora se llama Adolfo. Los tres de nuevo se juntan para buscar la felicidad. Ese es el objetivo que persiguen. La primera idea es ir a un cabaré en busca de juerga; la segunda viajar (lo hacen en tren hasta París, donde Clorato conoce a Odette); la tercera enamorarse. La narración se detiene en París. La capital francesa es un lugar abierto a las experiencias. Entre los acontecimientos resalto una variante de El traje nuevo del emperador de Christian Andersen, que tiene lugar en un baile. Ante el desamor, los tres amigos abandonan París por Marsella. Aparece el casino y el dinero como motor de cambio. Se entrecruzan otras historias como la del suicida Nicolás, hasta la llegada de Odette a Montecarlo para buscar a Clorato del que finalmente se ha enamorado. En el capítulo XXXI -El final- la dramaturgia entra en escena. De hecho, una escena de teatro se intercala en la narración con Clorato y Odette como protagonistas. En el último capítulo los amantes se reencuentran felizmente en un ambiente erótico.
En la línea argumental del final de la primera parte, la segunda empieza con la felicidad de Clorato y Odette. Sin embargo, sus días dichosos son efímeros, pues creen que el aburrimiento se apoderará de su relación. Así, deciden separarse durante un año. Clorato, protagonista único de esta parte, emprende su destino hacia Nueva York en 1928. La ciudad le resulta “grata, acogedora y feliz” (1957:102). Allí, como señorito calavera, conoce a varias mujeres con las que conocemos mejor el ambiente neoyorkino y hechos notables como la ley seca. El deseo sexual aparece con más fuerza. Todas las relaciones las tiene con mujeres. Destaco el de Erna Dupont y los valores contrapuestos entre la cultura negra y la blanca, así como el de una mujer política que lleva tatuado el nombre del político Hoover. En un capítulo es amante de treinta y dos bailarinas y cree haber llegado a la meta de su vida. Por el contrario, también se aburre de ello. Tras una lúcida exposición para vivir la vida sin preocupaciones morales, llega el último capítulo con Odette. El reencuentro es satisfactorio. Ambos son consciente de vivir por medio de la libertad y la sonrisa “estaban dispuestos a seguir todos los caminos, sin freno” (1957:61).
Conclusiones:
 1. El absurdo y la moralidad de los personajes juegan un papel imprescindible. Al mismo tiempo que el monóculo del profesor es capaz de ver el cerebro de un vivo, Clorato y Odette están dispuestos a vivir la vida de forma intensa y alegre.
2. Gracias a Don Clorato de Potasa comprendemos mejor la autobiografía de Neville, llevada al sarcasmo y la parodia. Los ciudades que conocía el autor madrileño para 1929 como París o Nueva York, y los espacios de desenfreno como cabarés toman protagonismo.  
3. El viaje y el amor son elementos decisivos, ya que todo gira en torno a la movilidad y el deseo de ser correspondido. A su vez, la novela transmite la idea del carpe diem “como nunca se daba cuenta (Clorato) de que la vida dura sólo quince años” (1957:101). Aparece la idea del tiempo, que ya hemos visto en los relatos breves, como un motivo fundamental de su obra artística (narrativa, cine, teatro, poesía).
4. Neville consigue, en clave humorística, proponer su idea de felicidad que no es nada baladí y debiéramos prestar interés “la felicidad consiste en preferir el momento en que la siente a cualquier otro pasado o posiblemente venidero” (1957:66).
5. Máscara es una de las palabras más empleada. Su uso permite, como en Carnaval, cambiar nuestro aspecto y comportamiento. La vida se intenta ver desde otra perspectiva y el humor para ello es muy necesario. Cualquier personaje nuevo tiene una historia que ser escuchada y todos los personajes están en disposición de cambiar su destino. 

Bibliografía y webgrafía:
BURGUERA NADAL, María Luisa (1991). “El humor en el teatro de Edgar Neville: Alta fidelidad (1957)”. Revista de la Asociación Europea de Profesores de Español. Núm. 38-39.
CARRATALÁ, Ríos, Juan Antonio (2009). Una arrolladora simpatía: Edgar Neville. De Hollywood al Madrid de la posguerra. Biblioteca Virtual Miguel de Cervantes. Alicante.
GARCÍA FUENTES, Enrique (1990). “Dos ediciones de ‘Don Clorato de Potasa’”. Anuario de estudios filológicos. Núm. 13, 1990, 111-122.
LÓPEZ GARCÍA, Pedro Ignacio Rinconete. Rinconete. Jueves, 13 de marzo de 2003. Centro Virtual Cervantes. [consultado el 13 de abril de 2020]
NEVILLE, Edgar (1957 [1929]). Don Clorato de Potasa. Espasa. Madrid.
https://www.lavanguardia.com/cultura/culturas/20180626/45325745424/edgar-neville-el-cosmopolita-castizo.html



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