Greenpeace dejó pasar una gran oportunidad para elevar su discurso al no reclutar a Miguel Delibes para sus filas. Del mismo modo, la misteriosa y carismática Greta Thunberg podría aprender muchas cosas si leyese a nuestro escritor, porque el papel que juega en su obra la naturaleza y su respeto y conservación es verdaderamente digno de considerar, más aún, si cabe, si tenemos en cuenta el período en que escribió sus reivindicaciones.
Hay una anécdota que a mí me resultó, cuando la conocí, muy esclarecedora en este sentido sobre su compromiso con el campo, que era, fundamentalmente, lingüístico. Nuestro escritor se afanó por presentar a la RAE listados diarios con más de veinte términos precisos sobre instrumentos de pesca, aves y animalillos del campo, herramientas ganaderas... pero la Academia las rechazó, porque era un número excesivo de palabras como para incluirlas en el Diccionario de una forma tan drástica, sin análisis previo, más allá de la fiabilidad que pudiese suscitar Delibes. Ante la negativa, el vallisoletano se debió de coger un enfado... Como ya adelantaba en las entradas anteriores: cabezón, cabezón. Aunque no lo pudo disfrutar, porque falleció tres años antes, uno de los estudiosos más consolidados en la obra delibesana, Jorge Urdiales, compuso en 2013 el Diccionario del castellano rural de Miguel Delibes, donde se relaciona cada término con su significado preciso y con su uso en la obra del escritor. Un verdadero homenaje a su labor y a su implicación con el campo.
El amoroso trato que Delibes destinaba a las palabras hace de sus obras verdaderos testimonios realistas de la vida en el campo castellano. Darío Villanueva, a este respecto, comenta que ''Los protagonistas de sus novelas son auténticos
por sus pasiones, pero también por sus palabras'' (2003: 168).
‘‘Hemos matado la cultura campesina pero
no la hemos sustituido por nada, al menos por nada noble’’ (1976: 76)
''¿Cuántos son los
vocablos relacionados con la Naturaleza, que, ahora mismo, ya han caído en
desuso y que, dentro de muy pocos años, no significarán nada para nadie y se
transformarán en puras palabras enterradas en los diccionarios e ininteligibles
para el Homo tecnologicus?'' (1976: 77)
La idea lingüística que trasciende es clara: las palabras reflejan las prioridades del hablante, por lo que el desuso (y desconocimiento) del léxico relacionado con la naturaleza demuestra que el campo ya no es, pues, una prioridad. El campo como resto fósil en el uso lingüístico.
Por último, os expongo otro fragmento, esta vez perteneciente a un texto diferente, que revela la reflexión sobre el lenguaje que realizaba Delibes sobre el campo. El campesino, como el marinero, trata con más cariño a su entorno:
''El campesino suele emplear voces femeninas, más tiernas y
maternales, para designar árboles y pájaros que en los diccionarios y en el
vocabulario capitalino son resueltamente masculinos: torda por tordo, nogala por
nogal, rendaja por arrendajo, olma por olmo, etc.'' (1995: 108)
___________________
Delibes, Miguel: ''Humanización de los animales'', en Castilla, lo castellano y los castellanos. Madrid,
Espasa Calpe, 1995, 108.
Delibes, Miguel, ''S.O.S. El sentido del progreso en mi obra'', Barcelona, Destino, 1976, 76-77
''Ve la luz el Diccionario inédito del castellano rural de Miguel Delibes'' recuperado en
https://www.abc.es/cultura/libros/20130110/abci-diccionario-inedito-castellano-rural-201301091713.html el 09/04/2020
Villanueva, Darío, ''Seis claves para Delibes'' en Siglo XXI: Literatura y Cultura españolas: revista de la Cátedra Miguel Delibes, Nº1, 2003, 149-173
https://www.abc.es/cultura/libros/20130110/abci-diccionario-inedito-castellano-rural-201301091713.html el 09/04/2020
Villanueva, Darío, ''Seis claves para Delibes'' en Siglo XXI: Literatura y Cultura españolas: revista de la Cátedra Miguel Delibes, Nº1, 2003, 149-173
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