jueves, 16 de abril de 2020

"HOY ES FIESTA"

Una vez que ya conocemos a Antonio Buero Vallejo y le hemos situado en el contexto adecuado, me voy a centrar en esta segunda entrada en analizar una de sus obras teatrales titulada Hoy es fiesta (1955). A modo de introducción, me gustaría mencionar las siguientes palabras que el propio Buero Vallejo pronunció a propósito de esta pieza: “aunque es mi obra más premiada[1] no la considero entre las mejores mías; pertenece a una etapa de realismo costumbrista que creo haber dejado atrás y que, como fórmula dramática, no recomendaría a ningún joven autor. […] Los ingredientes que todavía me la hacen considerar como estimable son seguramente aquellos que de manera sutil la apartan del simple realismo directo” (Buero Vallejo: 1994: 449).

   En primer lugar, es importante señalar que se trata de una tragicomedia escrita en tres actos. Asimismo, tal y como afirma De Paco (1984: 335), esta obra fue escrita en 1954-1955 y se estrenó en el Teatro María Guerrero de Madrid el 20 de septiembre de 1956[2]. Encontramos quince personajes. Por orden de aparición son Nati, doña Nieves, Remedios, Sabas, Paco, Tomasa, Manola, Fidel, Daniela, la vecina guapa, doña Balbina, Silverio, Cristóbal, Elías y Pilar. Estoy completamente de acuerdo con De Paco (2003: 21), quien afirma que encontramos personajes totalmente paralizados por su situación social, cuya visión del mundo y modo de vivir están estrictamente condicionados por su pésimo nivel económico. La escenografía de la obra y la cotidianidad y problemática del asunto tratado me ha recordado a Historia de una escalera (1949).

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A continuación, voy a mostrar el resumen de la obra[3]. La portera Nati sale una mañana a tender ropa a la azotea del edificio en el que trabaja. Mediante un acto de autoritarismo, no permite a los vecinos acceder a aquella azotea, a pesar de ser un espacio comunitario en el que todos tienen el mismo derecho a estar. Debido a que Nati se deja la puerta abierta, poco a poco los vecinos van invadiendo la azotea y, en señal de protesta, permanecen en ella todo el día. Ante la insistencia de Nati para que los allí presentes abandonen este lugar, Sabas, un hombre agresivo y prepotente, rompe de un puñetazo la cerradura. Así, la portera queda humillada y todos los vecinos se ríen de ella.

Cada uno se dedica a sus labores. Por ejemplo, Fidel, el hermano de Sabas, está preparándose unas oposiciones. Además, mantiene una intensa lucha interior, ya que no sabe hacia quién dirigir sus pretensiones amorosas (Tere o Daniela). Asimismo, destaca la pareja formada por Silverio y Pilar. Su hija falleció por una negligencia[4] de Silverio[5]. Pilar es una mujer sorda, cuya salud es muy débil, tal y como afirma su marido en una conversación con su amigo Elías: “[…] Aun es joven, pero no tiene solución, porque está vieja por dentro. Se le han envejecido las arterias… desde la muerte de la niña. Siempre fue delicada, pero aquello acabó con su salud. Y se va a morir” (p. 571)[6].

Todos los vecinos han comprado participaciones a doña Balbina para el sorteo de la lotería que se celebra esa misma tarde. Tienen la esperanza de ser los agraciados y con ese dinero poder salir de su pobreza. Su optimismo aumenta con las predicciones de las cartas de la pitonisa doña Nieves. Poco después, observan en el periódico que poseen el número premiado, lo que provoca una enorme alegría, pero esta será pasajera. La hija de doña Balbina, Daniela, les informa de que sus participaciones son falsas. Los boletos pertenecen a otro sorteo, por lo que, en realidad, no han ganado nada. Esta muchacha no aguanta más las continuas mentiras de su madre, tal y como ella misma afirma: “[…] ¡Yo quisiera vivir una vida clara y sin tapujos, aunque fuese en la pobreza! […]” (p. 583)[7]. Los vecinos, al sentirse estafados, insultan a doña Balbina y amenazan con denunciarla. Silverio trata de poner orden y calmar las iras de sus vecinas. La trifulca es capitaneada por Sabas, que muestra, de nuevo, su naturaleza violenta, dirigiéndose a pegar a doña Balbina. Sin embargo, Silverio le frena, golpeándole en la nuca con una manivela que había construido ese mismo día. Este hombre, no solo salva la vida de esa señora, sino también de su hija, quien después de recibir la reprimenda de su madre por humillarla[8] y delatarla ante el resto de vecinos, trata de suicidarse. Es un personaje volcado hacia los demás. Finalmente, Pilar, debido a un fuerte golpe que ha recibido en la cabeza en esa pelea, exhala el último suspiro.

Teatro.-Hoy es Fiesta.-Obra Completa.1970 - YouTube
De este modo, todos los inquilinos van mostrando sus sueños, sus recuerdos, sus problemas y sus fracasos en esta azotea de un humilde barrio de la ciudad madrileña. Se transmite la sensación de ser personas que no pueden modificar su cruel destino. Son muy ejemplificadoras, en este sentido, las siguientes palabras de Tomasa: “Y así toda la vida. Corriendo como perros tras las cosas sin conseguirlas nunca… Nunca” (p. 612). No obstante, la obra, a pesar de las desgracias acontecidas, deja abierta la puerta a la esperanza, ya que finaliza con este mensaje: “hay que esperar… Esperar siempre… La esperanza nunca termina… La esperanza es infinita” (p. 619). En este sentido, de acuerdo con Buero Vallejo (1994: 412), esta obra es “[…] una tragedia acerca de la esperanza o, dicho de otro modo, procura esbozar el carácter trágico de la esperanza […]”.

Por lo que se refiere al tiempo, los hechos que suceden abarcan un solo día indeterminado de fiesta[9]. Asimismo, cada uno de los actos se corresponde con un momento concreto del día, ya que el primer acto tiene lugar por la mañana, el segundo por la tarde y el tercero al anochecer. Las acotaciones adquieren una gran importancia en la lectura de la obra, pues son muy extensas, precisas y detalladas.

En lo concerniente al estilo, se emplea un lenguaje coloquial y cotidiano propio del contexto comunicativo en el que se desarrolla la obra y del nivel social de sus participantes. Es un texto fácil de leer y de comprender. El ritmo es dinámico y ágil. Desde mi punto de vista, consigue captar la atención del espectador y mantener la intriga hasta el último suspiro. Se trata de una obra muy divertida y magníficamente construida, pero que, a mí, personalmente, me ha dejado un sabor agrio por el triste desenlace, ya que fallece la mujer con la que más había empatizado y cuya historia me había conmovido en mayor medida. A pesar de todas las desgracias que ha tenido que superar sigue mostrando un gran optimismo y alegría, incluso en los peores momentos[10].  En conclusión, como expresa el propio Buero Vallejo (1994: 422-423), se trata de una obra testimonial y sincera de uno de los perfiles del tiempo español del autor. Los humildes habitantes de las casas están viviendo una tragedia colectiva, además de sus particulares tragedias individuales. En relación con esta idea, destaca la obsesión de la lotería como remedio a la miseria, la locura del fútbol, la trampa de una picaresca triste o la superstición de la echadora de cartas.

Teniendo en cuenta todos estos ingredientes os recomiendo su lectura y/o su visualización. Para lo segundo, os dejo el enlace que os lleva a la emisión proporcionada por Estudio 1 de Televisión Española de 1970: https://www.youtube.com/watch?v= TcjEGbkzZt0. Espero que la disfrutéis tanto como lo hice yo.

BIBLIOGRAFÍA

BUERO VALLEJO, ANTONIO (1994): Poesía, narrativa, ensayos y artículos, ed. Luis Iglesias Feijoo y Mariano de Paco, Espasa Calpe, Madrid, págs. 412-424 y 449-450.

BUERO VALLEJO, ANTONIO (1994): Teatro, ed. Luis Iglesias Feijoo y Mariano de Paco, Espasa Calpe, Madrid.

DE PACO, MARIANO (1984): Estudios sobre Buero Vallejo, Los trabajos de la Cátedra de Teatro, Universidad de Murcia.  

DE PACO, MARIANO (2003): Estudios sobre Buero Vallejo, Biblioteca Virtual Universal.

Representación disponible en https://www.youtube.com/watch?v=TcjEGbkzZt0. Fecha de consulta: 06/04/2020.







[1] De acuerdo con Buero Vallejo (1994: XXXIX-XL), algunos premios que recibió esta obra fueron los Premios Nacional de Teatro y María Rolland o el Premio de Teatro de la Fundación Juan March.
[2] La obra fue dirigida por Claudio de la Torre.
[3] A partir del argumento se pueden percibir los rasgos más destacados de los personajes fundamentales.
[4] En este sentido destacan las palabras que pronuncia frente a Pilar al final del acto II sobre la forma en la que realmente falleció su hija, pero esta, por su defecto físico, no le escucha y, por tanto, desconoce. 
[5] Silverio es un personaje muy reflexivo y meditativo, como muestra en muchas de sus intervenciones: “[…] hay días en los que nos convertimos en otra persona… Una persona odiosa, que llevábamos dentro sin saberlo… Y esa persona somos nosotros mismos […]” (p. 587). Mantiene una constante lucha consigo mismo.
[6] Siempre que aparezca entre paréntesis únicamente la página es porque se trata de una cita literaria de la obra en la que he llevado a cabo la lectura: BUERO VALLEJO, ANTONIO (1994): Teatro, ed. Luis Iglesias Feijoo y Mariano de Paco, Espasa Calpe, Madrid, págs. 551-620.
[7] Ella y su madre acuden a bodas, comuniones e inauguraciones de eventos sin ser invitadas. Lo hacen solamente para poder llevarse un poco de comida a la boca.
[8] Se ve obligada a admitir antes sus vecinos la situación de pobreza en la que se encuentra para justificar su engaño: “vivimos muy mal… No tenemos ni lo justo para comer…” (p. 610).
[9] Como se puede observar, la obra está sujeta al respeto de la regla de las tres unidades.
[10] Es muy emocionante el final del acto II, en el que Pilar le tapa los oídos a su marido y en esta posición le dirige unas palabras de agradecimiento.

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