Tras dedicar ocho
entradas a Manuel Vázquez Montalbán, ha llegado la hora de clausurar esta
pequeña investigación. Mucho antes de escoger a quien sería mi compañero/a y
objeto de estudio durante dos meses, tenía claro que quería a un escritor que
cultivase el género del terror. Lamentablemente, este no era un género de
interés durante el periodo que nos ocupaba en la asignatura, así que tuve que
mirar hacia otras tendencias. La novela policiaca siempre ha sido de mis
preferidas, y partiendo de aquí es como llegué a Manuel Vázquez Montalbán. Quedé estupefacta al ver lo inmensa que era su
producción y me pareció idóneo para elaborar entradas ricas y variadas para el
blog. Sin embargo, las ocho entradas se me han quedado cortas para poder
presentar a V.M. en condiciones y, sobre todo, para poder compartir con
vosotros todos los textos que me han encantado.
Después de estudiar la
producción novelística, periodística y poética del escritor, podemos afirmar
que V.M. eleva el poder de la palabra y aprovecha todas las posibilidades que
le ofrece. Este escritor muestra un gran compromiso con la realidad del momento
y ambienta sus historias en contextos actuales, de manera que el lector no solo
participa de una historia más o menos ficticia, sino que también conoce una
realidad. Esta es una tendencia presente en todos los géneros que cultiva V.M.,
pues su producción es una plasmación de su universo, el universo Montalbano, y,
por ende, de su personalidad y de su concepción de la literatura. Las reflexiones
van más allá y el lector se ve sumergido en episodios culinarios, en críticas
literarias, en valoraciones musicales, en metaliteratura, en filmografía, etc. Por lo tanto, leer cualquier texto de V.M. es un acercamiento a él como persona, pues
obra y vida se complementan hasta el punto de fundirse en una.
Creo que las palabras del
cantautor Raimon sintetizan muy bien la idea que puede hacerse un lector de
quién es el escritor Manuel Vázquez Montalbán:
Tengo la impresión, y
creo que es compartida por mucha gente, que en Manuel Vázquez Montalbán se dan
una serie de circunstancias que raras veces coinciden: es un gran escritor, un
gran periodista y un gran poeta.
La suya es una literatura de ideas, muy viva, con una capacidad inmensa para darle la vuelta a los tópicos, a las frases hechas. Tiene siempre la lengua como materia. Posee una generosidad y fecundidad de escritor realmente excepcionales, una conciencia crítica que le ha permitido evolucionar sin renunciar a aquello que es fundamental: su compromiso con las gentes, con las clases subalternas. Tiene, además, la mala leche necesaria en el escritor: a veces son bromas, venganzas literarias, maldades directas a gente que le ha hecho daño o lo han hecho colectivamente. Su escritura y su lenguaje van directamente a las cosas y su prosa es clara e incisiva. (Raimon, 1997).
La suya es una literatura de ideas, muy viva, con una capacidad inmensa para darle la vuelta a los tópicos, a las frases hechas. Tiene siempre la lengua como materia. Posee una generosidad y fecundidad de escritor realmente excepcionales, una conciencia crítica que le ha permitido evolucionar sin renunciar a aquello que es fundamental: su compromiso con las gentes, con las clases subalternas. Tiene, además, la mala leche necesaria en el escritor: a veces son bromas, venganzas literarias, maldades directas a gente que le ha hecho daño o lo han hecho colectivamente. Su escritura y su lenguaje van directamente a las cosas y su prosa es clara e incisiva. (Raimon, 1997).
Dado que en dos meses he podido conocer testimonios de personas cercanas al escritor,
me gustaría incluir unas palabras un poco más personales dedicadas por Rosa
Regás a Manolo:
A lo largo de tres
décadas y desde todas las ventanas y balcones de la información, a través de
las tramas y urdimbres que teje incansable tu Carvalho desde que se topó con un
cadáver de cabellos rubios como la cerveza, en los personajes que gracias a ti
denunciaron décadas de ignominia y agresión, con tus infinitas y jamás negadas
ayudas a los que comienzan, trabajan, luchan y se esfuerzan, o desde las voces
submarinas de tus poemas —siempre con la deslumbrante capacidad de concisión y
trabajo que los dioses te concedieron— nos han enseñado cómo lidiar con las
ideas y las creencias, sobre todo en los momentos en que ya no están de moda y
quienes las combaten vociferan sin tregua su derrumbamiento recurriendo al
tópico fascista de confundirlas con sus títulos y con los líderes que se
adueñaron de ellas. De ti hemos aprendido a seguir luchando por lo que creímos
justo cuando éramos altos, jóvenes y rubios, cuando acabábamos de descubrir
nuestro coraje y nuestra inteligencia, y cuando las páginas de nuestra historia
estaban aún por escribir.
Hemos asistido a la
desaparición de tiranos y de sus secuaces que decían tenerlo todo atado y bien
atado; hemos visto cómo se sustituían a codazos los líderes políticos,
estéticos o literarios, y cómo el que podía se entronizaba en el altar de una
tradición exacerbada por el ansia de poder; nos sorprendió la deserción de
generaciones enteras de luchadores, amordazada ahora el habla por un simple
cargo burocrático; comprobamos una y otra vez cómo se confunde la moral con el
oscurantismo, la fe con la esclavitud, la patria con el feudo y el consumo con
el progreso. Nunca nos faltó, ni ha de faltarnos ahora, tu reflexión lúcida,
brillante e inteligente. Tenemos de ti descripciones antológicas de personajes
y situaciones, y siempre más utilizaremos ciertos calificativos que te sacaste
de la manga para definir con acerada exactitud a los grandes de la tierra. Por
todo ello has logrado el respeto y la envidia de tus detractores, la admiración
de los que te leen, el asentimiento incondicional de los que seguimos paso a
paso tus análisis y diagnósticos, y el amor de todos aquellos a quienes has
ayudado y has concedido el beneficio de tus arroces negros y de tu amistad. (Regàs,
1994).
Por último, me gustaría
animaros a todos a que le hagáis un pequeño hueco en vuestras lecturas del
verano a este escritor, en particular a alguna de sus novelas de la Serie
Carvalho. Si lo hacéis, os aconsejo que investiguéis un poco sobre el contexto
antes de iniciar la lectura, os aseguro que se disfruta mucho más cuando se dispone
de los conocimientos adecuados para entender el texto.
Muchas gracias a todos
por vuestros comentarios y por dedicar una parte de vuestro tiempo a leer las
entradas.
Bibliografía
Regàs,
Rosa (13 de septiembre de 1994). ‘Vázquez
Montalbán’. [columna publicada en El País y dedicada a Vázquez Montalbán].
Recuperado de http://www.vespito.net/mvm/regas.html
Raimon (3
de febrero de 1997). ‘Carvalho, 25 años’. [retrato publicado en Tiempo].
Recuperado de http://www.vespito.net/mvm/articulossobre.html#aut
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