A pesar de ser una gran dramaturga, novelista, ensayista, traductora y feminista, María Lejárraga estuvo en la sombra del nombre de su marido durante la mayor parte de su vida. Es Gregorio Martínez Sierra quien se ha llevado el reconocimiento por la obra escrita por su mujer. Una de las preguntas que rodean la figura de esta autora es ¿por qué nunca quiso firmar con su verdadero nombre?
La primera y única vez que firma una obra con su nombre fue con su primera publicación en 1899 titulada Cuentos breves. Lecturas recreativas para niños. La obra consistía en una recopilación de cuentos infantiles que dejaban entrever su vocación pedagógica. Cuando comunicó en su hogar la publicación de esta obra no fue bien recibida la noticia, de hecho, solo obtuvo la indiferencia de su familia. Por el contrario, la primera obra de su entonces novio Gregorio fue recibida en su casa con una enorme fiesta. A raíz de este gesto la autora confesó posteriormente que se prometió a sí misma no volver a publicar obras con su nombre.
Otra teoría que justifica la ausencia de su figura en sus escritos es que debía congeniar ser escritora con ser profesora, su profesión de ese momento. Cabe señalar que no estaba socialmente bien visto que una mujer combinase el trabajo de maestra con el de escritora. Algunos de sus estudiosos afirman que fue este el motivo por el que decidió esconder su personalidad tras la figura de su entonces marido. Sin embargo, su amor y gusto hacia la escritura no pudo ser contenido y por ello prefirió mantener una doble vida tras la firma de Gregorio. Además, en la época no obtenía el mismo reconocimiento la creatividad de una mujer escritora que de cualquier figura masculina.
A pesar de todos los posibles motivos que rodean este misterio, solo sabemos que en sus casi 100 años de vida jamás reveló la verdad a cerca de su obra hasta la publicación de sus memorias Gregorio y yo. Medio siglo de colaboraciones. En su obra confiesa que la única razón por la que decide cambiar de opinión y exponer su nombre al público es como consecuencia de su pésima situación económica durante el exilio en Argentina. Aunque, tras toda la vida publicando bajo la firma de su marido, decidió no abandonar sus apellidos y solo insertar su nombre. También revela ser la autora de gran parte de la firma Martínez Sierra, pero sin delimitar qué obras o fragmentos escribió cada uno, hecho que imposibilita la diferenciación entre la obra de ambos. Sin embargo, se sabe que María se encargaba de la parte concerniente a los escritos literarios mientras que a su marido se le atribuye la dirección teatral y puesta en escena.
Por su parte, Gregorio reconoció en su testamento la participación en todo momento de su mujer en sus obras:
TESTIMONIO DE GREGORIO: “Declaro para todos los efectos legales que todas mis obras están escritas en colaboración con mi mujer, doña maría de la O Lejárraga y García. Y para que conste, firmo ésta en Madrid, a 14 de abril de 1930”.
Algo que se ha criticado de esta escritora es su gran contradicción de sus pensamientos feministas de la liberación de la mujer frente a los hechos acontecidos en su vida, ya que ella misma reivindicaba una idea de independencia femenina mientras se refugiaba bajo el nombre de una figura masculina. Según Antonina Rodrigo, biógrafa de Lejárraga, “la verdadera motivación de su total entrega y renunciamiento a favor de Gregorio era el amor”.
![El amor brujo de María Lejárraga | La Rioja](https://static1.larioja.com/www/pre2017/multimedia/noticias/201607/17/media/15826394.jpg)
BIBLIOGRAFÍA:
JORDI LUENGO LÓPEZ. (2016). MARÍA DE LA O LEJÁRRAGA EN BLANCO Y NEGROCOLUMNAS, CARTAS Y CALENDARIOS ANTE EL ADVENIMIENTO DE LA MUJER MODERNA. UNED. REI , 4 , pp. 121-152.
SONIA NÚÑEZ PUENTE. (2008). Dos cartas inéditas de María Lejárraga dirigidas a Gregorio Martínez Sierra. Signa, 17, 283-291.
http://www.hispanistes.fr/images/PDF/HispanismeS/Hispanismes_11/3.Article-ALONSO-MONEDERO-Begona.pdf (22/02/2020)
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