jueves, 30 de abril de 2020

ANTOÑITA LA FANTÁSTICA, creación de BORITA CASAS


LA CENSURA EN ANTOÑITA LA FANTÁSTICA 

En esta entrada del blog trataremos el tema de la censura en los libros de Antoñita la Fantástica. Esto nos va a ayudar a entender cuáles eran los problemas que los censores encontraban en esta colección infantil.

La Sección de Censura fue creada en 1939 y en 1942 el Gabinete de Lectura de Santa Teresa de Jesús “constituida por maestras, escritoras y bibliotecarias del Consejo Superior de Mujeres de Acción Católica” que controlaban cuales eran los libros infantiles apropiados.
 “La censura estuvo presente en España durante la época franquista en la literatura infantil y juvenil. El objetivo era transmitir una cultura sesgada dirigida por los ideales de la Falange y del nacional catolicismo; mantener la ideología del régimen totalitario por medio de las lecturas infantiles y juveniles” (Larrañaga 2016: 85).

Las obras de Borita Casas se empezaron a publicar a finales de los años 40 cuando la censura ya se iba relajando poco a poco de la estrechez del principio de la década. La colección nunca fue censurada en su totalidad, como ocurrió con Celia de Elena Fortún. Esto se debe al especial cuidado que tuvo Borita Casas de no infringir las normas del régimen y en mantener una relación de cierta afabilidad con los censores. A pesar de ello, la queja fue dirigida especialmente, hacia el lenguaje utilizado en la obra como se puede ver en algunos de los expedientes de censura (Craig 2000:76):

“«Exceso de epítetos feos que los niños aprenden con facilidad y debían suprimirse o cambiar por otras: idiota, bestia, mema, imbécil, cotilla»;18 «abuso del empleo de los epítetos: estúpido, tío (sic), imbécil, mema»;19 «Historieta 11, pág. 1: léxico poco delicado para aludir a una relación amorosa o seudoamorosa».20 En este último caso, la frase en cuestión es la siguiente: «Me parece que se trae algo de ligue con el Epifanio porque hacen muchas manitas, y la Eme se ríe mucho, con su cara de boba». La palabra «ligue » y la frase «hacen muchas manitas» están subrayadas por el censor en las galeradas presentadas a censura. En el caso de este reparo, en realidad el lenguaje utilizado por Antoñita es por supuesto totalmente apropiado para el tipo de relación del que está hablando; quizá lo que no le gusta a la censora sea el mero hecho de que Antoñita sea consciente de que semejantes relaciones existen, y que sepa hablar de ellas como lo hacen los adultos” (Craig 2000:76).
En Antoñita La Fantástica (1948)

La censura en los relatos de Antoñita, por tanto, se debe a la utilización de un lenguaje adulto no propio de la inocencia infantil, que era uno de los requisitos esenciales del modelo de niña durante el franquismo, provocó la preocupación entre los censores que no tardaron en expresar su contrariedad hacia fragmentos como este: “En la librería del saloncito, descubrí una novela con una portadilla muy vistosa. Debía ser de esas de mucho sexy y violencia, con un feucho de buena pinta atizando un tortazo a una rubia explosiva. Me agarró en seguida” (Craig 200:77).

Aparte del lenguaje utilizado, la otra cuestión que molestaba a los censores eran los tipos de libros y películas que Antoñita menciona, por no ser adecuadas para su edad. “En La hermana de Antoñita la fantástica, presentada para censura en 1953, por ejemplo, una referencia a Lo que el viento se llevó (Gone with the Wind) se cambia por Mujercitas (Little Women) y una referencia a Oscar Wilde es cambiada a Walt Disney” (Craig 2000:77).

No hay censura, sin embargo, a ciertas alusiones a la población más empobrecida como vemos en su primer libro cuando Antoñita se va de vacaciones al pueblo de Nicerata y ella comenta: "Todavía eran los suburbios, porque se veía gente y casuchas a los lados" (p.101). La falta de crítica y el contexto de libro infantil fueron las causas por la que los censores no prestaran mayor atención a estos pasajes (Iglesias, s.f.:14).

Otro de los rasgos que caracteriza a la obra de Antoñita la Fantástica es la falta de contexto político o histórico pues en ninguna de las obras se menciona el régimen o el contexto de posguerra. En el segundo libro hay una frase de exaltación patriótica pero no menciona directamente al régimen. “Al hablar de la decoración de la clase durante el mes de mayo, dice Antoñita: "una bandera española alegra la clase con su colorido, y sin proponérselo, en silencio, nos explica todos los días su lección de amor a la Patria, del sentido del honor, de los que han muerto por defenderla... Qué gusto da ser española, ¿verdad?" (Iglesias, s.f.:21).

Borita Casas prefiere en su obra no añadir frases de exaltación de régimen, bien por la propia biografía de la autora1, bien porque no quiere tal identificación con el régimen. Este alejamiento de la realidad supuso, en gran parte, la popularidad de la obra pues las lectoras buscaban una forma de evasión de la realidad que estaban viviendo.

En conclusión, Borita Casas publica en un momento de difíciles circunstancias. El hecho de ser una mujer condicionaba una serie de prejuicios y normas sobre lo que debería escribir. Además, su protagonista era una niña, por lo que debía tener cuidado de no contradecir al régimen o al mismo modelo de personaje exigido. No era sencillo escribir sobre la realidad contemporánea de la época y pasar la censura por eso, muchos de los libros se ambientan en una sociedad española casi idílica.
Por todo ello, “debe ser motivo de admiración el que se pudiesen dar vida a dos personajes tan originales, tan vivos y tan duraderos en las pésimas condiciones creativas que reinaban en la época” (Craig, 2000:77).

Documental: Noticia 575, 11-01-1954. 00:00:29 Libros infantiles

Bibliografía
CASAS, Borita (2018, 24 de diciembre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Recuperado de:
https://es.wikipedia.org/wiki/Borita_Casas . Fecha de consulta: 19/04/2020

CASAS, BORITA (2004). Antoñita la Fantástica (5º edición). Madrid: Editorial Edaf, S.A.

CRAIG, Ian S. (2000). “La censura franquista en la literatura para niñas: Celia y Antoñita la fantástica bajo el caudillo”. En Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanitas, Vol 4, pp. 69-78. Recuperado del Centro Virtual Cervantes:

IGLESIAS APARICIO, Pilar (sin fecha). “Comentario crítico sobre la niña rica del franquismo. Antoñita la fantástica”. Academia. Edu. Recuperado de: https://www.academia.edu/28903205/COMENTARIO_CR%C3%8DTICO_SOBRE_LA_NI%C3%91A_RICA_DEL_FRANQUISMO._ANTO%C3%91ITA_LA_FANT%C3%81STICA Fecha de consulta: 19/04/2020

LARRAÑAGA, E., ELCHE, M., y YUBERO, S. (2016). “La mujer en la literatura infantil y juvenil durante el franquismo, ¿mujeres malas?”. En Prohibido leer. La censura en la literatura infantil y juvenil contemporánea (pp. 83-93). Universidad de Castilla-La Macha. Recuperado de:
Fecha de consulta: 19/04/2020

1 Un hermano de Borita, falangista, muere en el frente franquista; mientras que otro hermano, perteneciente a Izquierda Republicana, tiene que exiliarse en Francia tras la guerra. [wikipedia]

lunes, 27 de abril de 2020

La novela negra durante la Transición



Para poder entender el auge de la novela negra durante la Transición española es necesario remontarnos al año 1975, año en el que muere el dictador Franco y, en consecuencia, se produce toda una serie de cambios en los ámbitos político, social, económico y cultural.

Si bien es cierto que a partir de este momento se pudo emprender el viaje hacia la democracia y la libertad, este camino ya había empezado a pavimentarse desde la década de los sesenta, época del tardofranquismo. No se trató, por tanto, de un cambio radical derivado de la caída de la dictadura, sino de una continuidad que se pudo ver con mayor claridad a partir de esta. Partiendo de esta idea, podemos explicar el auge de las editoriales y de la novela negra en el periodo transitorio a la democracia.
Durante la década de los sesenta, España vivió una gran modernización a nivel económico y social. Gracias a esto, tuvo lugar un aumento de la clase social media, de su poder adquisitivo y de su capacidad de consumo cultural. Con la apertura política y social, las clases capacitadas para el consumo encontraron un mercado que había ampliado su horizonte y mejorado su oferta. Fue, en concreto, el caso del cine y de la industria editorial.

En cuanto a la industria editorial, que es la que nos ocupa en este caso, su apogeo benefició particularmente a la novela criminal. Antes del 75, este género había tenido escasa presencia en el panorama literario español, pocos escritores la cultivaban y las editoriales se veían obligados a acudir a traducciones de novelas extranjeras. Esto se debe, como es evidente, a que la novela criminal se nutre de la realidad y de la crítica social, por lo que no tenía cabida en el contexto de censura ideológica franquista. Tras la caída del régimen, aquellas obras que se habían gestado en el desarrollismo de los sesenta pudieron salir a la luz. Así, en el 75 se publica La verdad sobre el caso Savolta, de Eduardo Mendoza, obra que inaugura el boom de este género en el periodo democrático.

La novela negra de este periodo adoptará una postura realista, postura que le había sido negada durante el tardofranquismo por la censura y por las disputas ideológico-literarias. Recordemos que, durante la década de los sesenta, el realismo social y político había sido rechazado y atacado por figuras como Juan Goytisolo o los Novísimos. Junto a V. M., escritores como Andreu Martín, Juan Madrid, Alonso Grosso, Jorge Martínez Reverte, María Antònia Oliver y Francisco González Ledesma combinarán los mecanismos tradicionales de la novela detectivesca hard-boiled americana, un subgénero de la ficción policiaca caracterizado por la lascivia, la violencia y el erotismo, con tramas de carácter social para desarrollar su narrativa. Los temas girarán en torno a los crímenes que tienen lugar en el nuevo Estado consolidado y a las figuras más poderosas que lo integran: políticos, empresarios, etc. Como resultado, se obtienen obras de gran interés colectivo por los misterios que se plantean y la curiosidad que generan, así como por ser, al fin y al cabo, tramas caracterizadas por la acción y la aventura, elementos que complacen masivamente.


En el caso de Vázquez Montalbán, será uno de los escritores más prolíficos de este género y orientará su producción hacia esa literatura crítica y social que tan necesaria consideraba. Como mencionaba en la entrada destinada al análisis de El pianista, V. M. concede un papel principal en su obra a la memoria histórica y su reivindicación, por lo que será una constante en toda su producción. El género de la novela negra, ‘gracias a su estructura indagatoria y a los principios epistemológicos en que se basa, funciona como un mecanismo de resistencia, de negación de la política del olvido, al empeñarse en saber qué pasó realmente.’ (Balibrea Enrízquez, 2002: 116-117). Así, frente a los intentos de aquellos que ostentan el poder por silenciar y olvidar los acontecimientos pasados, la novela negra se ofrece como espacio para aquellos lectores que buscan el entretenimiento, pero también para un público que ‘busca claves críticas para navegar una sociedad conducida del desencanto al paro y a la euforia consumista, sin detenerse nunca para efectuar una reflexión crítica.’ (Balibrea Enrízquez, 2002: 117).

Conforme avanzamos a la década de los noventa, la novela negra se tornará más conservadora y conformista, con protagonistas que desempeñan cargos en las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. Los grandes novelistas del género de la década de los setenta/ochenta toman otros caminos. Vázquez Montalbán, por ejemplo, se dedica a la labor ensayística durante estos años. El género continúa cultivándose y se siguen traduciendo obras extranjeras, pero las editoriales ya no hacen tantos esfuerzos por impulsar el género como veíamos en los años ochenta.


Bibliografía
Balibrea Enrízquez, M. P. (2002). La novela negra en la transición española como fenómeno cultural: una interpretación. Iberoamericana. América Latina, España, Portugal, (7), 111-118. Recuperado de https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=299326
Hard boiled. (2019, 14 de diciembre). Wikipedia, La enciclopedia libre. Fecha de consulta: 24 de abril de 2020. Desde https://es.wikipedia.org/w/index.php?title=Hard_boiled&oldid=122027676.

sábado, 25 de abril de 2020

Poesía de E. Jardiel Poncela II


(Continuación)
E. Jardiel Poncela sí integra el humor en sus poemas “Ford V8” y “Del Limbo se escapan corriendo mis perros”.
“Ford V8”[1] es un extenso poema en el que el autor expresa la pasión que siente por su automóvil Ford dirigiéndose a él, personificándolo e hiperbolizando sus capacidades.

Siempre un Ford V8... Porque otros dos tuve,
es ya éste el tercer Ford en el que voy.
En cuestión de coches, siempre un Ford 8V:
un Ford V8 y made in Detroit.
El que no es Ford 8V me parece feo:
y porque he tenido tres Ford, gran turismo,
confundo los de antes con éste y me creo
que los tres son uno, es decir: el mismo.
Fueron el uno del otro el vivo retrato
porque les di a todos idéntico trato.
¡Muy mal trato: es cierto! ¡Pobre el que ahora uso...!
No parece un Ford, sino un coche ruso:
abollado y sucio y tan despintado
que por todas partes le invade la herrumbre.
Pobrecito coche, siempre estacionado
ante alguna puerta: y en invierno helado
y en verano, echando por sus chapas lumbre.
¡Pobre leal amigo!, que haces mi deleite
gimiendo y soplando con alma de fragua:
porque lleva el cárter vacío de aceite
y porque me olvido siempre de echar agua...
Y él, aun así sigue... Aun así camina...
Corre hasta, yo creo, que sin gasolina.
¡Pobre coche mío! ¡Pobre gran amigo
de tanta aventura cómplice y testigo!
¡Cómplice y testigo de tantas escenas,
y de tantas bromas y de tantas penas:
penas que, sin duda, siempre ha recordado
porque no se olvida, si es el pasado;
y, en cambio, los días amables y tiernos
seguro que todos los ha ya olvidado!
¿A que no recuerda las lindas sonrisas
que se reflejaron en su parabrisas?
No, claro; ni una... No hay gestos eternos
y aquellas sonrisas de mujer, borraron
los dedos de lluvia de muchos inviernos;
pero todavía mi suerte es peor
que encuentro un instante y de nuevo pierdo
sonrisas o rostros o escenas de amor
al reproducirse el fugaz recuerdo
en el espejito «Liliput-Cinema» del retrovisor.
Y es que envejecemos, Ford 8 querido:
pues, cuando se vuelven al ayer los ojos,
es que ya los muelles se nos ponen flojos
y que nada es ahora lo que antes ha sido.
Sí. Los años jóvenes, que como una hilera
de resplandecientes faroles de gas,
vi siempre delante de mi, y a la espera
de que yo llegase, los veo hoy detrás.
¡Noble coche mío! ¡Noble y leal amigo!,
servidor paciente de largas esperas
y ejecutor dócil de mis fantasías,
que igual rompes vallas, que trepas aceras;
que, cuando es preciso, subes escaleras,
y saltas cunetas y vas por las eras
y por los sembrados: y que llegarías,
si yo te pidiese también que lo hicieras,
a entrar por los túneles y andar por las vías.
¡Oh, fiel compañero de rutas viajeras
de todas las horas y todos los días...!
¡Lugar geométrico de mil averías!
¡Rastrillo de caucho de las carreteras,
que, si en vez de España eran extranjeras,
sacabas más fuerzas de las que tenías
y entonces volabas, mejor que corrías,
porque, así, humillando en locas carreras
a todos los coches de allí que veías
dejabas bien altas nuestras dos banderas!
(Pero calla, no hables... ¿por que te sinceras?,
ya sé que es la mía por la que lo hacías.
Pero no te asustes, que seré discreto
y de tal manera guardaré el secreto
que desde ahora mismo juro por quien soy
que no han de saberlo jamás en Detroit.)
Te estimé siempre y te honré también.
Te honré en tus tuercas, te honré hasta en las «juntas»
y si no, contesta a algunas preguntas.
¿Estando tú en forma tomé yo algún tren?
¿Y no callé siempre y siempre me callo
los contados días que tienes un fallo?
Y aunque ambos sabemos que sí existen varios,
¿he dicho yo a alguien, ni una sola vez,
que ni entre los coches más extraordinarios
exista uno solo de tu rapidez?
¿Ni otro igual de fuerte? ¿Ni igual de bonito
aunque estás de feo que causas espanto?
¡Di! ¿Opiné algo de eso ni hablado ni escrito?
¡No! Porque te quiero. Y te quiero tanto
a pesar del trato que te doy, ¡oh, Ford!
que ya lo ves: ahora compongo este canto
en tu solo elogio, en tu único honor...
¿Y con quién he obrado como contigo obro?
¡Con nadie del mundo! Pues sabes de sobra
que el arte, aun siendo arte, se vende y se cobra
y yo, cuanto escribo lo vendo y lo cobro.
Y si fui contigo un poco locatis
eso que te escribo te lo escribo gratis.
¿Cómo? ¿Te emocionas? ¡Oh, no! No te dejo...
y menos que llores, pues no eres un viejo
para que ahora llores a más y mejor.
¿Lo niegas? ¿No lloras? ¡Vamos, que estás chocho!
Si hasta has hecho charco... ¡Ah! ¿Es el radiador?
Entonces, perdona, y a todo motor
dame un buen abrazo, ¡oh, Ford V8!
¡Y aprieta bien fuerte, oh, V8 Ford!

Este poema sí posee tintes humorísticos (¿No lloras? ¡Vamos, que estás chocho!/Si hasta has hecho charco... ¡Ah! ¿Es el radiador?). Pero, principalmente, destaca  por su temática antropológica y por el trato trágico del paso del tiempo (Tempus fugit). 
E. Jardiel Poncela desarrolla la tendencia humana (y, en este caso, automovilística) de perpetuar en la memoria los malos momentos, desatendiendo los alegres (penas que, sin duda, siempre ha recordado/porque no se olvida, si es el pasado;/y, en cambio, los días amables y tiernos/seguro que todos los ha ya olvidado!). También trata el envejecimiento (Y es que envejecemos, Ford 8 querido:/pues, cuando se vuelven al ayer los ojos,/es que ya los muelles se nos ponen flojos/y que nada es ahora lo que antes ha sido), la amistad y la fidelidad (¿Estando tú en forma tomé yo algún tren?/¿Y no callé siempre y siempre me callo/los contados días que tienes un fallo? […] Porque te quiero. Y te quiero tanto).
Por la presencia del tópico del paso del tiempo, el autor podría acentuar la pesadumbre del envejecimiento. Sin embargo, transforma esta realidad y le imprime cierto humor.
Por último, entendemos que escribe este poema invitando al lector a disfrutar del presente, tras haber tomando conciencia de la fugacidad de la vida de los humanos (y los coches) (dame un buen abrazo, ¡oh, Ford V8!/¡Y aprieta bien fuerte, oh, V8 Ford!).

Por último, presento el poema “Del Limbo se escapan corriendo mis perros”[2], dedicado a sus perros, con los que sentía un fuerte vínculo emocional.

                                                 Del Limbo se escapan corriendo mis perros
y llegan jadeantes ante el Tribunal
y con voz humana, aunque algo animal,
dicen, señalándome con la misma pata:
“Oye, Dios: la gente que a este delata
dirá lo que quiera, pero ambos decimos
que, por obra suya, los dos subsistimos;
que él nos dio comida, cariño y hogar
que él nos curó siempre que nos vio enfermar
y con un cuidado tan extraordinario
que nunca llamaba al veterinario…

Todo eso hizo este hombre, y nosotros dos,
que pasamos años viviendo en su casa,
juramos que es bueno, ¡ya lo sabe Dios!
Hay un gran silencio. La emoción me abrasa
ante la sentencia próxima e incierta.
Pero Dios no duda. Hace abrir la puerta
del Cielo y resuelve: “Lo han dicho ellos: pasa”.

Este poema representa la ascensión al cielo del dueño de dos peros que, contentos por el trato recibido por su amo, persuaden a Dios para que le acoja en este idílico lugar. En “Del Limbo se escapan corriendo mis perros” apreciamos que la presencia del humorismo se ha multiplicado, dando como resultado simpáticos versos como él nos curó siempre que nos vio enfermar/y con un cuidado tan extraordinario/que nunca llamaba al veterinario. Gracias a este poema podemos adelantar un rasgo de su estilo literario, que más adelante estudiaremos, pues desdramatizar situaciones tensas, como puede ser la muerte, es un recurso muy recurrente de sus novelas y dramas.

En este escueto acercamiento a la labor poética de E. Jardiel Poncela hemos atendido a una selección de poemas que tratan la crítica social, la amistad, la muerte y, por último, la ascensión al cielo. Estos han sido ordenados de forma ascendente según una gradación que responde a la presencia del humor que encierran entre sus versos. 
De esta manera, he intentado exponer la idea de que su poesía, además de demostrar una gran capacidad de reír rimando, también albergaba temas profundos y tópicos de la poesía, aderezados por el estilo vanguardista que prestó atención a elementos poco poetizados como los automóviles o los perros.

Bibliografía:

Gallud Jardiel, Enrique (2014). Jardiel. La risa inteligente. Zaragoza: Editorial Doce Robles.


Jardiel Poncela, Enrique (2013). Poesía completa, Ed. E. Gallud Jardiel. Madrid, Hiperión, p. 205.





[2] Jardiel Poncela, E. (2013). Poesía completa, Ed. E. Gallud Jardiel. Madrid, Hiperión, p. 205.

Drop here!

Poesía de E. Jardiel Poncela I


Para abarcar el panorama literario de E. Jardiel Poncela debemos atender a su producción poética, novelesca y teatral. 
Las entradas "Poesía de E. Jardiel Poncela I" y "II" conforman un mismo análisis. Pero, dada la extensión de los poemas, ha sido necesario dividirlas en dos secciones. 

1. Poesía de E. Jardiel Poncela I.

E. Jardiel Poncela cultivó una poesía que no ha recibido suficiente atención por parte de la historia de la literatura por carecer de pretensiones retóricas que conformasen un estilo poético personal. Sin embargo, sí ha sido valorada su maestría poética (y cómica) demostrada en su exitosa obra teatral en verso Angelina o el honor de un brigadier y en sus poemas socio-políticos publicados en periódicos bajo el título de Gacetilla rimada, en los que explicaba las noticias en verso.

Los versos rimados de Jardiel imprimen un humor relacionado con la confección de la palabra y que abarca diferentes temas. Su poesía no es tan rica en cuanto a recursos literarios, metáforas y forma, pero es fundamental para conocer la personalidad de este autor. Recordemos que Jardiel fue un perseverante escritor que buscó renovar la literatura humorística desde la perspectiva vanguardista. Por lo tanto, concibió el humor como el eje central sobre el que articular toda su labor literaria. Su poesía no se orientó a la crítica metaliteraria, como sí sucedió con la novela y el teatro, pero permite reconocer el espíritu crítico del autor.

A continuación, se recogen los tres poemas que vamos a tratar: “Nueva York”, “Ford V8” y “Del Limbo se escapan corriendo mis perros”.
En primer lugar, comentaremos su poema “Nueva York”[1]:


Una ciudad con dos ríos

chinos, negros y judíos

con idénticos anhelos.

Y millones de habitantes

pequeños como guisantes,

vistos desde un rascacielos.

En el invierno, un cruel frío

que hace llorar. En estío

un calor abrasador
que mata al gobernador
-que es siempre un señor con lentes-
y a los doce o trece agentes
que llevaba alrededor.
Soledad entre las gentes.
Comerciantes y clientes.
Un templo junto a un teatro.
Veintitrés o veinticuatro
religiones diferentes.
Agitación. Disparate.
Jazz-band. Jugo de tomate.
Chicle. Whisky. Gasolina.
Circuncisión. Periodismo:
diez ediciones diarias,
que anuncian noticias varias
y todas dicen lo mismo.
Parques con una caterva
de amantes sobre la hierba
entre mil ardillas vivas.
Masas con fama de activas,
pero indolentes y apáticas.
Estrellas, actrices, divas
y máquinas automáticas.
Oficinas sin tinteros:
con Kalamazoos, ficheros,
con nueve timbres por mesa
y con patronos groseros
de cara de aves de presa.
Espectáculos por horas.
Sandwichs de pollo y pepino.
Ruido de remachadoras.
Magos y adivinadoras
de la suerte y del destino.
Hombres de un solo perfil,
con la nariz infantil
y los corazones viejos;
el cielo pilla tan lejos,
que nadie mira a lo alto.
Radio. Brigadas de Asalto.
Sed. Coca-Cola. Sudor.
Limpiabotas de color.
Cemento. Acero. Basalto.
Garages con ascensor.
Prisa. Bolsa. Sobresalto.
Y dólares. Y dolor:
un infinito dolor
corriendo por el asfalto
entre un Chevrolet y un Ford.

Este nos transporta a la ciudad de Nueva York en la década de los años 20, ciudad que nuestro autor conoció durante su estancia en EEUU. Guiado por la experiencia de sus viajes,  Jardiel conformó un poema en el que traslucía su visión cínica y desencantada de los Estados Unidos (soledad entre las gentes. […] Periodismo:/diez ediciones diarias,/que anuncian noticias varias/ y todas dicen lo mismo. […] Masas con fama de activas,/pero indolentes y apáticas. […] Y dolor:/un infinito dolor/corriendo por el asfalto.). No debemos olvidar que Jardiel también trató el ambiente de los Estados Unidos en su obra teatral El amor sólo dura 2.000 metros, cuyo estreno fue uno de los fracasos más sonados de su carrera. Por lo tanto, el elemento principal de este poema es la crítica y sátira de la sociedad americana que el autor hilvana. 

Como ya hemos apuntado, Jardiel articulaba su humor sobre la parodia y la crítica. Sin embargo, en "Nueva York" no incluye puntos cómicos hilarantes, pues el centro argumental es la desvinculación emocional que sentía en las tierras norteamericanas, tan distintas a las europeas.



[1] EJP, OC, II, 507-508. Extraído de http://jardielponcela.blogspot.com/2009/01/textos.html [Consulta: 04/05/2020]

viernes, 24 de abril de 2020

Miguel Hernández (1910-1942)

El objetivo de este  blog es conocer un poco más a Miguel Hernández a pesar de que en institutos y, esta vez también, en la universidad nos han enseñado gran parte de su obra. Aunque por edad pertenece a la Generación del 36, comparte características con la Generación del 27.

Suspendida la exposición `La Andalucía de Miguel Hernández´ en ... Miguel Hernández nace en Orihuela el 30 de octubre de 1910. Es uno de los hijos del matrimonio de Miguel Hernández Sánchez y Concepción Gilabert Giner. Este matrimonio tuvo en total siete hijos, pero solo sobrevivieron Miguel, Vicente, Elvira y Encarnación.

Con nueve años inicia su etapa escolar  y se incorpora a las clases en donde también estudia Ramón Sijé, que será su gran amigo años más tarde. Tiene una condición social modesta y cursa sus estudios primarios en el Colegio de Santo Domingo de Orihuela, sin embargo, dichos estudios son interrumpidos para trabajar como cabrero. Destaca su gran interés por la literatura y profundiza en el estudio de los clásicos. Se siente atraído también por el teatro y con sus amigos forma un grupo teatral en donde representa distintos papeles en las actuaciones realizadas en el Círculo Católico o la Casa del Pueblo.

PERITO EN LUNAS * POEMAS DE ADOLESCENCIA * OTROS POEMAS de ...Comenzó a escribir poesía en torno al año 1925. En su primera etapa se siente influido por el costumbrismo regionalista. Este costumbrismo se funde con su identificación vital con la naturaleza, por eso, su fuente de inspiración es el entorno en el que vive: la huerta, las cabras, las montañas… Se debe destacar que es una naturaleza muy realista aunque se ve también la influencia mística de San Juan de la Cruz. Sus primeros poemas tratan una poesía mimética en donde Hernández busca su propia identidad. En esta etapa de búsqueda de identidad también influyeron autores como: Bécquer, Espronceda o Zorrilla y Juan Ramón Jiménez.  En 1933 edita su primera obra bajo el título de Perito en Lunas con influencia de Góngora. Esta obra constituye su contribución a la poesía pura y su conexión con el purismo.

También se inicia en el teatro con la publicación de Quién te ha visto y quién te ve y sombra de lo que eras en la revista madrileña Cruz y Raya. Escribe la obra teatral El torero más valiente inspirada en la muerte del torero Ignacio Sánchez Mejías. En 1935 escribe Los hijos de la piedra y dos años más tarde, El labrador de más aire.

En su segunda etapa se encuentra su obra El rayo que no cesa en donde puede verse su vitalismo trágico, hay incursión en el surrealismo y su dualidad de tradición y vanguardia se comprende hasta que en 1936 decide prescindir de la influencia vanguardista. Aquí se encuentra su elegía más famosa: Elegía a Ramón Sijé. Esta segunda etapa se caracteriza por su poesía impura y la influencia de otros autores como Vicente Aleixandre.

En la etapa de la Guerra Civil, en 1937 aparece Viento de pueblo en donde puede verse una poesía que canta la virtud del amor a la patria con un tono épico. Durante esta etapa de guerra publica además, obras cortas de teatro que se recogen bajo el título de Teatro en la guerra. Las obras que contiene esta publicación son: La cola, El hombrecito, El refugiado y Los sentados. Ya en la cárcel, escribe poemas desde una lírica popular, con sentimiento de ausencia de libertad y que se publicaron póstumamente con el título de Cancionero y romancero de ausencias.

Miguel Hernández fallece en la enfermería de la prisión de Alicante el 28 de marzo de 1942, con 31 años de edad. 


Bibliografía: 
Espasa- calpe editoriales S.A. (1991): “Miguel Hernández”, BIOGRAFÍAS ESPASA, Madrid, Editorial Espasa-Calpe, S.A.: p. 141.
Esteve ramírez, Francisco (sin año): “Miguel Hernández Gilabert”, Real Academia de la Historia. (http://dbe.rah.es/biografias/11709/miguel-hernandez-gilabert[Consultado el 24/04/2020].

Conclusiones sobre Miguel Hernández

Y con el teatro de Miguel Hernández doy por concluido este viaje a través de su vida y gran parte de su obra. Personalmente, no sabía much...