viernes, 8 de mayo de 2020

ANTOÑITA LA FANTÁSTICA, creación de BORITA CASAS


LAS COMPAÑERAS DE ANTOÑITA LA FANTÁSTICA

En esta entrada del blog hablaremos sobre otras colecciones juveniles destinadas al público femenino que compartieron espacio y tiempo con Antoñita la Fantástica.

La colección más conocida fue Celia, creada por la magnífica escritora Elena Fortún. El personaje nació en 1928 en Gente menuda, complemento infantil de la revista Blanco y negro. “Celia era una niña moderna para su época: femenina y tierna, pero también curiosa hacia el entorno y en ocasiones rebelde” (Huguet, 2013:21). Al igual que Antoñita, Celia vive alejada de la realidad de posguerra, su cercanía y humor fue lo que la acabó convirtiendo en modelo de heroína para las lectoras, muy a pesar de la censura. Su colección también fue editada por la editorial Aguilar, hasta 1942 cuando saca Celia madrecita donde la protagonista ya tiene “14 años, teniéndose que ocupar de sus dos hermanas pequeñas al morir su madre, y posteriormente adulta y casada” (Sotomayor, 2007:241).


 Más adelante Elena Fortún lanza a una nueva colección donde la protagonista será una de las hermanas pequeñas de Celia. Mila, la menor de las hermanas, “es la que mejor reproduce el carácter imaginativo, aventurero y divertido de Celia en su infancia” (Sotomayor, 2007:241).

Otro rasgo que comparten estas dos colecciones son los problemas con la censura. “Primero, no le gusta nada la costura, segundo y al igual que Antoñita la fantástica de Borita Casas, como veremos más adelante, sus gustos literarios son poco ortodoxos, y por último es fundamentalmente libertaria en su forma de enfrentar la vida.” (Craig 2000:71). Elena Fortún sufrió la censura más duramente que Borita Casas pues muchas de sus obras fueron prohibidas enteramente1.

Otra recopilación es Mari Pepa, creada por Emilia Cotarelo de los Rios, escritora especializada en literatura infantil. Las aventuras de Mari Pepa nacieron en la revista infantil Flechas y Pelayos con su primera publicación titulada Mari Pepa entre los rojos en 1938 y desapareció en 1962 con Mari Pepa en el fondo del mar. Las ilustraciones en color son a mano de María Claret, conocida ilustradora de cuentos infantiles durante los años cuarenta y cincuenta. “Claret crearía todo un estilo visual: figuras redondeadas, de colores llamativos en ambientes y escenarios idealizados. Las muñecas de Claret eran heroínas para niñas soñadoras y listas” (Huguet, 2013:22)

Mari Pepa es una niña de siete años, de clase media favorecida, “de melena rubia y mirada amplia” que pasa el tiempo haciendo costura, cocinando, creando manuales,... “Mari Pepa es obediente y nada hay en el personaje que desentone con la corrección al uso: el entorno familiar ordenado y cómodo, la educación católica apoyada por una institutriz doméstica, y saludables vacaciones que alternaban el mar (en San Sebastián) y la montaña” (Huguet, 2013:23).

“La suya es una escritura modélica, en el sentido de ajustarse a las exigencias sociales y morales del régimen. Mari Pepa es un modelo de la evasión dispuesta por la propaganda franquista, siempre ajena a la realidad cotidiana” (Huguet, 2013:22). Por esta razón las obras de Emilia Cotarelo no tuvieron problemas en pasar la censura. Distinto es el lenguaje de Mari Pepa “artificioso y poco creíble”, además de situaciones y personajes alejados del humor muy diferente a lo que encontramos en Antoñita o Celia. “A mi hermano José Antonio le tenía una rabia terribilísima. En cuanto lo veía al lado de la jaula, se ponía frenético, erizaba las plumas y se lanzaba contra los barrotes, dispuesto a herirlo a picotazos. La conducta de Pirrimplín me tenía consternada” (Sotomayor, 2007:244).

Las tres son obras que presentan una realidad muy alejada de la sociedad de posguerra. La literatura juvenil del primer franquismo tiene como fin la evasión y la presentación de un ambiente dulcificado gracias al uso del humor derivado del carácter curioso y la ingenuidad infantil. Tampoco hay que olvidar otras colecciones como “Mari-Sol, de Josefina Álvarez Cánovas, Marialí, de Ilde Gir (Matilde Gironella), Charito y sus hermanas, de Matilde Ras, otra Marisol de Carolina Toral y un sinfín de niñas y muñecas que protagonizan historias familiares de carácter aleccionador en la mayoría de los casos”. (Sotomayor, 2007:241)



















Bibliografía

CRAIG, Ian S. (2000). “La censura franquista en la literatura para niñas: Celia y Antoñita la fantástica bajo el caudillo”. En Actas del XIII Congreso de la Asociación Internacional de Hispanitas, Vol 4, pp. 69-78. Recuperado del Centro Virtual Cervantes:
HUGUET, Montserrat. (2013). “Memoria del primer franquismo. Mujeres, niños y cuentos de infancia”. Sobre Donne e bambini. Italia. Recuperado de:
SOTOMAYOR SÁEZ, M.ª Victoria (2007). “El humor en la literatura infantil del franquismo”. Anales de Literatura Española, n.º 19, pp. 237-251.
1“El Delegado Nacional de Propaganda envía el siguiente comunicado a Manuel Aguilar: «Con motivo de la prohibición de circulación y recogida de la obra de Elena Fortún titulada Celia institutriz, decretada por esta Delegación Nacional, [ésta] ha determinado que en adelante no sea autorizada la publicación ni la circulación de ninguna obra de dicha escritora” (Craig :71)

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