viernes, 8 de mayo de 2020


Ana María Moix

2.Producción literaria y características de su generación 
La producción de Ana María Moix es muy variada, fue poeta, novelista, cuentista, ensayista y también editora y traductora.
En poesía, además de aparecer en la antología Nueve novísimos poetas españoles, la cual sirvió para darle a conocer e incluirla dentro de una generación literaria concreta, también publicó varios poemarios Baladas del dulce Jim (1969), Call me Stone (1969) No time for flowers y otras historias (1971), que ganaría el Premio Vizcaya de Poesía. Más adelante recogería toda su producción literaria hasta el momento en A imagen y semejanza (1983).

Su primera publicación en prosa fue Julia (1970), una novela que trata sobre una chica que se niega a crecer, donde aparece la constante del hermano enfermo que surgirá durante toda su obra, siendo también un retrato impresionante de la Barcelona de los años setenta.
Después escribirá Ese chico pelirrojo a quien veo cada día (1971), un libro infantil. Tres años después, escribió Walter ¿por qué te fuiste? (1973), donde trata temas como la homosexualidad y los conflictos derivados de una educación religiosa basada en el pecado y la culpa. Seguirá entonces con la línea de la literatura infantil: La maravillosa colina de las edades primitivas (1973) y Los robots. Las penas (1982) y, a la vez, continuaría también con la escritura de ensayos o artículos como Veinticuatro por veinticuatro (1973) o Mara Girona: una pintura en libertad (1977), hasta su siguiente novela, Las virtudes peligrosas (1985). Dicha novela cuenta con una visión dulce del pasado y otra de terror para el futuro, trata el amor homosexual entre dos mujeres y obtuvo el Premio ciudad de Barcelona. Pese a que Ana María Moix no era una escritora que tuviera gran interés en ganar premios, los fue recibiendo, de hecho, después de escribir Miguelón (1986), La niebla y otros relatos (1988) volvió a ser galardonada con el mismo premio unos años después por su novela Vals negro (1994), basada en el mito de Sissi, la última emperatriz de Austria Hungría.

Realizó también trabajos relacionados con la mujer, como por ejemplo, una biografía de mujeres fascinantes que dejaron huella en su tiempo, como Frida Kahlo, Tamara de Lempicka, Coco Chanel o Carson Mc Cullers que tuvo por título Extraviadas ilustres (1996). También publicó un epistolario, De mar a mar (1998), entre ella y Rosa Chacel, que en ese momento vivía en Brasil. Gracias a esta coleccion de cartas podemos observar el tema del vínculo entre mujeres y especialmente el de maestra-alumna.
De su paso por la Gauche divine escribió, en 1971, 24 horas con la Gauche divine (2002), trazando un retrato de este grupo de intelectuales y artistas de Barcelona. Del mismo año son las obras El querido rincón (2002) y De mi vida real nada sé (2002). Nueve años más tarde, publicó Manifiesto personal (2011), un ensayo bastante pesimista y apocalíptico sobre la actualidad que estaba viviendo, en el que trata todos los aspectos de la sociedad utilizando testimonios de amigos, vecinos, familiares y expertos, además de retazos de su propia biografía.
La generación de los novísimos, también conocidos como culturalistas, generación del 70 o generación del lenguaje, son poetas enmarcados en la mitad de los años 60 y en los años 70. Este grupo de poetas, donde Ana María era la única mujer, nacieron entre 1939 y 1950, existiendo entre ellos una gran diferencia generacional. Al nacer, como pronto, a finales de la Guerra Civil, su primera conciencia educativa y sentimental fue distante de la de los niños de la guerra. Aunque en general podemos decir que los autores de esta generación empiezan a escribir en torno a 1964, 1965 y 1966, siendo algunos de ellos todavía muy jóvenes, su boom como generación no se dio hasta la publicación de Arde el mal. Josep Mª Castellet será el que seleccione a nueve poetas creando su antología Nueve novísimos poetas y asentado las características comunes del grupo. Estos poetas fueron Pere Gimferrer, Guillermo Carnero, Félix de Azúa, Antonio Martínez Sarrión, Manuel Vázquez Montalbán, Leopoldo Mª Panero, Ana María Moix, Vicente Molina Foix y José Mª Álvarez. Dichos autores estaban formados académicamente, tuvieron acceso a estudios universitarios y muchos de ellos eran políglotas o solían viajar al extranjero con relativa frecuencia. Sus influencias literarias eran diversas, leían a autores extranjeros, hispanoamericanos como Paz, Lezama Lima o Girondo y tuvieron especial admiración por Vicente Aleixandre.

Las características generales de la generación parten del rechazo del realismo poético, la poesía social, la poesía de lo cotidiano, de lo biográfico y de las emociones. A partir de ahí, su poesía era esteticista, tenían culto por la palabra, una palabra con gran carga irónica, sonoridad y riqueza. Experimentaban con el lenguaje pero también retornaron ciertas formulas estilísticas del pasado, como la línea superficial y decorativa del Modernismo, los valores irracionales del lenguaje propios del surrealismo, el gusto por la literatura sobre la literatura y no sobre la vida y ciertos rasgos del simbolismo, del decadentismo y del culturalismo. Además, introdujeron novedades como el gusto o sensibilidad camp,  creando una nueva mitología e imaginario desde la poesía utilizando elementos del cine, de los tebeos, de la música pop, jazz o folclórica, como la copla y, a veces, apreciaban elementos de otras mitologías y de la cultura clásica. A veces Venecia se convertía en signo de clasicismo y modernidad decadentista. Otros rasgos comunes de la generación eran el uso del verso libre a veces casi prosa, de los signos de puntuación de forma innovadora y de la introducción de refranes.


Bibliografía y webgrafía:


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