jueves, 28 de mayo de 2020

Feminismo en la obra de María Lejárraga


Por el contexto en el que se inscribe muchos estudiosos la han considerado miembro de la Generación del ‘98 ya que comparte con estos autores la preocupación por España como una nación y por sus innovaciones estéticas, a pesar de sus reivindicaciones a cerca de la figura de la mujer en sus novelas. A partir de 1868 surge un nuevo discurso sobre la mujer en España, cuando aumentó el interés por la educación de las mujeres. El 14 de abril de 1931 con la proclamación de la República, María Martínez apartó su vida literaria dedicada a escribir teatro y comenzó a introducirse en el mundo de la política, sin embargo, ella misma afirma no conformarse con ser republicana ya que sus ideales van más allá y defiende la libertad de la mujer.
Defendía no solo el derecho a voto femenino, sino la presencia de mujeres en instituciones públicas del estado como, por ejemplo, administración, diplomacia, asuntos sociales e incluso manifestaciones. Escribió numerosos libros y artículos periodísticos a cerca de estas cuestiones feministas. Aquí vamos a tratar dos obras Tú eres la paz y Una mujer por caminos de España, además de un artículo periodístico.

En cuanto a Tú eres la paz a pesar de que es una obra firmada por Gregorio, María comenzó su escritura una vez se enteró del romance de su marido con la actriz Catalina Bárcena y se presenta a sí misma como protagonista de esta obra. La situación femenina del personaje principal es un reflejo de su vida y sus pensamientos feministas incluyendo el período de feminismo militante en el que participó los años anteriores a la Guerra Civil. La protagonista, Ana María, es el alter ego de María. Nos presenta a una mujer que presenta tanto los valores de una mujer tradicional y los cuidados domésticos combinada con una rama de mujer moderna que escribe, lee y es independiente.
La trama amorosa de esta obra es un reflejo de su situación con su marido y la amante de este. Ana María escribe a su primo y también novio para que regrese del extranjero ya que la abuela de ambos, quien los ha criado, se está muriendo. Al regresar Agustín, Ana María descubre que este ha tenido un hijo con una bailarina y que esta lo ha abandonado por otro hombre. A pesar de ello, ambos se ponen de acuerdo para no revelar a su abuela que el noviazgo entre ambos está acabado. Se nos presenta a la figura femenina, Ana maría, como una mujer que tiene gran afinidad con su tierra, mientras que el personaje masculino representado por Agustín es débil y con poca fuerza de voluntad.

En Una mujer por caminos de España (1952) relata varios capítulos de su vida durante la época en la que fue militante del Partido Socialista Obrero Español. Esta obra fue escrita durante su exilio francés a la vez que comenzó su obra autobiográfica Gregorio y yo. Recrea sus charlas en las Casad el Pueblo y en las Universidades populares propagando ideales feministas y pidiendo que las propias mujeres fuesen quienes se levantasen ante un sistema que les otorga un papel injusto y apartado de la vida social. No solo se centra en el feminismo, sino como clase obrera y campesina que representa los pueblos por los que viaja. Expone a una población sumergida en la ignorancia y casi analfabeta y visualiza la República como un medio para solucionar esta situación decadente. Además de dejar constancia de las malas condiciones de la mujer en esa época narra lo poco que ella, desde su perspectiva de mujer, puede hacer por solucionar dicha situación.

En el año 1931 escribe un artículo periodístico sobre feminismo en la Revista Crónica en la que participaron las figuras feministas españolas más destacadas de la época como Clara Campoamor, Carmen de Burgos, Isabel de Palencia, Elisa Soriano, Carmen Camaño... entre otras muchas. En este artículo expone su opinión sobre la defensa del voto femenino en el gobierno de la República. Reivindica que el voto femenino no es ningún peligro para el sistema que ofrece la República, sino todo lo contrario ya que otorga un papel en la sociedad a las mujeres. Afirma que los hombres no han presentado ningún argumento en contra del sufragio femenino más allá del temor de la desestabilización de la República ya que existe cierto temor a que las mujeres actúen como un rebaño y no tengan conciencia política, sin embargo, este mismo riesgo es el que se corre con el voto masculino. A lo que solían hacer referencia muchas de las feministas de la época es a la necesidad de educar a toda la población, incluyendo a las mujeres para erradicar la ignorancia y promover la conciencia cívica y reflexión personal.

María Martínez asegura que: “La idea de justicia, innata en el varón, no la adquiere la hembra—nacida para defender lo inmediato con uñas y dientes—sino a fuerza de cultura. Y la incultura es nuestra tragedia, la tragedia española.”

Por si queréis saber más sobre el artículo, os dejo aquí el enlace:


En definitiva, puede parecer contradictorio desde el punto de vista del feminismo actual que María defendiera un discurso feminista con su forma de vivir, ya que sus obras estaban firmadas y respaldadas por el nombre de su marido. Sin embargo, hay que tener en cuenta el contexto tan distinto al presente en el que ubicamos a la autora.





BIBLIOGRAFÍA



Roberta Johnson. Teoría feminista en Tú eres la paz de María Martínez Sierra. Actas XIV Congreso AIH, (Vol. III), 323 - 330.



María Jesús Matilla Quiza. María Lejárraga y el asociacionismo femenino. 1900 - 1936. Universidad Autónoma de Madrid, pp. 83 - 101.



Alda Blanco. UNA MUJER POR CAMINOS DE ESPAÑA: MARÍA MARTÍNEZ SIERRA Y LA POLÍTICA. Universidad de Wisconsin-Madison, pp. 173 - 188.

2 comentarios:

  1. Buenas tardes.

    Sin lugar a dudas, como bien se ha dicho en esta entrada, María Lejárraga cuenta con una historia tanto personal como de carácter más profesional digna de ser estudiada y trabajada. Lo mismo sucede con aquellas obras literarias que escribió en su momento. Sin embargo, efectivamente, es una de esas escritoras o individualidades / personalidades que para ser estudiadas y analizadas con justicia y precisión se debe ser muy consciente y conocedor del período o de la época concreta en la que esta persona vivió, es decir, su contexto vital, y cómo este repercutía o influía en ella de una manera a veces decisiva. No se pueden desvincular ambos aspectos, algo que por otra parte suele suceder con frecuencia en la mayor parte de los autores, pero en esta mujer es posible que este aspecto se acentúe todavía en una mayor medida.

    Por otra parte, he estado leyendo el enlace al artículo que nos has proporcionado en esta entrada y me ha parecido muy interesante.

    ¡Un saludo!

    Adrián Calvo Martínez

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  2. Gracias, Alba, por tu artículo. Es una escritora por la que me he empezado a interesar este último año.
    Aunque lo explicas, a mí me cuesta mucho entender cómo compaginó teoría y práctica del feminismo.
    Sea como fuere, una vez más, la literatura sirvió para canalizar las represiones y frustraciones individuales y, en este caso, colectivas, en su reminiscencia.

    Buen artículo.

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