A continuar con mi investigación en el corpus literario de Jesús
Fernández Santos, me gustaría enfocarme en esta última entrada en el aspecto
cinematográfico que caracteriza su producción. Ya he mencionado en mis entradas
previas la gran influencia del cine en nuestro autor, pero quiero profundizar
aquí en cómo se manifiesta en su obra.
Para empezar,
es necesario introducir el ámbito cinematográfico en aquella época y el papel
que desempeñó. El neorrealismo que expuse en mi última entrada está vinculado
con el cine en esa etapa, especialmente el de Italia como el origen del
movimiento. El académico Luis Miguel Fernández nota que, “Bajo el nombre de
neorrealismo se agrupa habitualmente el período artístico que se inicia en
Italia a partir de 1945” tras el fin de la Segunda Guerra Mundial (256). Continúa,
“En [el] nacimiento [del neorrealismo]
confluyen dos hechos: una nueva realidad nacida en la guerra y la resistencia,
y una postura también nueva adoptada por los artistas e intelectuales ante
aquélla” (256). Es decir, el neorrealismo se generó como respuesta a la época
nueva de posguerra, libre de las restricciones y la censura del fascismo en
Italia. Por ello, ese género novedoso se trata de las realidades cotidianas en
que habitan personas humildes, productos de una guerra destructiva y políticas
autoritarias (Miguel Fernández 256).
Entró en España
el neorrealismo italiano en el mediados del siglo y tuvo un impacto enorme en
la comunidad intelectual, incluyendo a Fernández Santos (Miguel Fernández 259).
Su concentración en los aldeanos sencillos en su novela Los bravos
(1954), la cual aparece a menudo en estas discusiones, se cabe como ejemplo
perfecto del neorrealismo recién llegado al país, con su vista honesta e
impávida a las dificultades de vivir en el campo. En efecto, es una refutación
de la mitificación del campo que el régimen franquista apoyaba durante los años
50; es un acto de manifestación cultural (Miguel Fernández 262). Sin embargo,
me salgo de la interpretación crítica de Miguel Fernández cuando discute que el
neorrealismo de Fernández Santos en Los bravos es uno de compasión para
los personajes ingenuos, pues mantengo que los aldeanos, por su sencillez e
ineptitud, forman parte de la crítica de su obra.
Lo que quiero destacar
por esa reflexión es el contenido importado del neorrealismo cinematográfico a las
narrativas escritas. Los temas, las preocupaciones y las ideologías de los
autores españoles neorrealistas en los años 50 vinieron desde el cine italiano.
La académica Susana Pastor Cesteros propone que “el neorrealismo cinematográfico
y la estética narrativa” comparten “temas extraídas de la vida rural…predominio
del espacio real mediante el rodaje en exteriores, huida del lenguaje
convencional y escaso contraste de la técnica cinematográfica” (142). Consecuentemente,
se borran las divisiones entre las historias escritas y las rodadas, con el fin
de representar la vida y su dureza en la manera más pura posible. De este modo,
se realiza la crítica de las instituciones ineficaces y el caciquismo desenfrenado
tras la representación mordaz de la vida rural y la insignificancia total de
sus habitantes.
Como menciona Pastor
Cesteros, el estilo en que se escriben las novelas neorrealistas cambió
dramáticamente como resultado de las innovaciones del cine italiano. Fernández
Santos planteó que, “La descripción visual total no deja el margen de
interpretación subjetiva, que siempre permanece en la más detallada narración.
La objetivización forzada del cine…quizá sea en el fondo una de las diferencias
que le separan más hondamente de la literatura” (459). No obstante, su obra
literaria intenta superar esas diferencias por integrar las técnicas
cinematográficas en su construcción. En su tesis doctoral Son-ung Kim
identifica que “el protagonismo múltiple, el novelista-cámara, la reducción
temporal y espacial, el conductismo” entre otros son novedades narrativas en la
obra de Fernández Santos y que son inspiradas por el neorrealismo
cinematográfico (167).
Referente al
protagonismo múltiple, este
recurso elimina el surgimiento de un héroe en la historia. En su lugar está una
colección de personajes que desempeñe la acción, impidiendo el desarrollo de un
protagonista unificador. El derrumbamiento del héroe central significa que el
pueblo toma responsabilidad para la resolución de los temas en el argumento, es
decir, que todo el mundo está involucrado en el proceso narrativo (Kim 177). La
preocupación comunal para una conclusión buena refleja una realidad en que el
individual no tiene el poder, los medios para tener éxito; hay que acudir a los
otros para sobrevivir en un mundo cruel.
Otra importación
del cine italiano es la objetividad en las novelas neorrealistas de Fernández
Santos. Esa objetividad “se entiende como un procedimiento narrativo que aspira a mostrar verosímilmente lo que
se relata en una novela” y así reafirma una perspectiva aguda, indiscutible del
mundo real (Kim 177). Tras el término “objetividad” se destacan varias técnicas,
como las mencionadas (el novelista-cámara, la reducción temporal y espacial, el
conductismo) de antemano, todas las cuales reorientan el enfoco narrativo con
el objeto de distanciar al lector de los acontecimientos textuales. De esta
manera, se convierte el lector en espectador pasivo, pues no hay ninguna interpretación
psicológica que implique alguna subjetividad para el lector.
Al principio de
su tesis, Kim escribe:
En estas novelas [Los bravos, En la hoguera (1957) y Laberintos
(1964)], dejando a un lado las novedosas
técnicas narrativas, se ve mejor la incorporación de la influencia
cinematográfica traducida en literatura y no sólo por el empleo de una técnica
innovadora en el ámbito literario, sino por la coherencia con la ideología de
los directores italianos que pretendieron mirar justamente una sociedad injusta
(4).
Jesús Fernández
Santos fue escritor preocupado con las realidades de una España novedosa, que,
después de su Guerra Civil y la Segunda Guerra Mundial, enfrentaba numerosas
dificultades sociales y políticas. Su manera para abordar esos problemas era
mirarlos, dar conciencia a sus lectores sobre la imposibilidad de la vida rural
española y sus exigencias imparables. Para ello, se utilizó el cine italiano como
la inspiración para Fernández Santos y la génesis del neorrealismo español.
Obras citadas:
Kim, Son-ung. La
narrativa neorrealista de Jesús Fernández Santos (1954-1964). 2002.
Universidad Complutense de Madrid, Tesis
doctoral.
Miguel Fernández,
Luis. “El acercamiento humanitario a la realidad: Un aspecto del
neorrealismo literario español.” Anales
de la literatura española contemporánea.
Volumen 16, Número 3, 1991, pp. 255-274.
Pastor Cesteros,
Susana. “Jesús Fernández Santos: novela y cine.” Castilla. Estudios de
Literatura. Volumen 22, 1997, pp. 141-153.
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