domingo, 5 de abril de 2020

El universo literario de Enrique Jardiel Poncela.



En las siguientes entradas nos sumergiremos en la creación literaria de Enrique Jardiel Poncela. 

En primer lugar, estudiaremos la vida del autor. Después, atenderemos a su propuesta estética y sus obras.

1.      Apuntes biográficos de Enrique Jardiel Poncela.

Enrique Jardiel Poncela (1901-1952) fue un prolífico escritor que cultivó diferentes géneros literarios desde un afán regeneracionista de la literatura y que destacó por la originalidad de su teatro cómico, siendo considerado “único en su género” (Olmos, 2015: 70).

Este autor nació bajo el seno de una familia burguesa madrileña, hijo de una pintora y un periodista, lo que le permitió estar en contacto con el mundo intelectual. En la biblioteca de sus padres se nutrió de textos de “Cervantes, Charles Dickens, Lope de Vega, Aristóteles, Alejandro Dumas o Arthur Conan Doyle” (Olmos, 2015: 49), que alentarían su perfil artístico.
Desde pequeño sintió la vocación teatral. Por ello, en 1916 comenzó a componer obras teatrales junto a Serafín Adame Martínez, como La banda de Saboya (1921). Estudió en la Institución Libre de Enseñanza y, después, en la Sociedad Francesa, centros que le vincularon al pensamiento europeo.

Hasta sus 20 años publicó en periódicos como La acción o Las cortes. Después, en “El imparcial, La libertad, La nueva humanidad y La correspondencia de España” (Gallud, 2014: 93).  Desde 1922 publicó en la revista Buen humor y, más tarde, en “Gutiérrez, Aire Libre, Nuevo Mundo, Mundo Gráfico, La Voz, El Sol, El Heraldo de Madrid y Las Provincias” (Gallud, 2014: 94). En 1925 fundó, junto a J. López Rubio y A. Barbero, un semanario cómico infantil titulado Chiquilín. También participó en programas radiofónicos para Radio Ibérica, en los que presentaba diálogos cómicos.


El dibujo y la caricatura también formaron parte de su actividad artística. Por ello, en 1923 comenzó a publicar en la revista Buen humor junto a dibujantes como “Fresno, K-Hito o Federico Ribas y humoristas como Gómez de la Serna, Miguel Mihura, Edgar Neville, Wenceslao Fernández Flores o Ernesto Polo” (Olmos, 2015: 67). En 1927, su experiencia en esta revista y las "ideas aperturistas y renovadoras heredadas de R. Gómez de la Serna" (Olmos, 2015: 68) impulsaron a Jardiel a dedicarse expresamente a la literatura humorística. En ello se mantuvo hasta finales de los años 40, siendo reconocido como uno de los mejores dramaturgos cómicos del momento. 



Jardiel extendió su carrera a Hollywood, donde trabajó como guionista para la Fox Film Corporation en 1932. También dobló películas mudas y actuó como figurante. Un año más tarde, en París, trabajó para la Fox filmando los Celuloides rancios, creando una "nueva forma de expresión fílmica" (Gallud, 2014: 212) y que consistía en el doblaje humorístico de las películas mudas. 



En 1937 embarcó a Buenos Aires, de donde regresaría al año siguiente. Desde 1938, y hasta que acabó la guerra, vivió en San Sebastián. El bando republicano le repudió por considerar sus obras “demasiado derechistas” y el franquismo le censuró por ser “demasiado izquierdista”. Esto resultó frustrante porque el autor se mantuvo imparcial en cuanto a las ideas políticas y no incluyó temática política en sus obras. Mientras tanto, había trabajado en algunos cortometrajes para Cifesa y había publicado en Domingo. Entre 1940 y 1943 desarrolló dos giras teatrales por España con su propia compañía llamada Compañía Española de Comedias Cómicas.


En 1944 viajó a Buenos Aires para realizar una gira teatral por América Latina. Cuando se encontraba en Uruguay, se produjo una reyerta contra él encabezada por “exiliados republicanos españoles y uruguayos opuestos al régimen franquista, con el que se le relacionaba” (Gallud, 2014: 95). Por ello, regresó arruinado a España, un año antes de que le detectasen un cáncer de laringe. En 1946 recibió el Premio Nacional de Teatro por su obra El sexo débil ha hecho gimnasia. Enfermo, pobre y abandonado murió en 1952 en su casa de Madrid.


En su momento, "el crítico Alfredo Marqueríe acuñó el término jardielismo" (Gallud, 2014: 219) para englobar la importancia y el legado que dejó en la literatura contemporánea. Se considera que, hoy en día, no hay un solo comediógrafo que no haya sido influenciado por Jardiel. Sus discípulos más importantes fueron Alfonso Sastre, Miguel Martín, Fernando Fernán-Gómez y Gustavo Pérez Puig. En la actualidad, es un autor presente en los escenarios teatrales de toda España y se le considera un “autor de éxito y un autor de culto. Los montajes de sus obras, hoy, son garantía de éxito” (Ramón Fernández: 2001).

Al llegar la muerte de Jardiel, su hija Evangelina imprimió en su lápida las palabras de su padre que rezaban “Si queréis los máximos elogios, moríos”. Sin embargo, ninguno de los dos esperaba que “llegarían otras alabanzas, solo que cincuenta años después” (Mejías, 2001).



2.      Propuesta estética y obras.

Jardiel perteneció a “la otra Generación del 27” o “la Generación Inverosímil”, junto a “Miguel Mihura, Guillermo de Torre, Antonio Lara o Edgar Neville” (Gallud, 2014: 99). Este grupo cultivó la vanguardia como punto de partida revitalizador de aquellos géneros literarios anquilosados en la repetición de tópicos. Por ello, la voluntad  de este autor se inclinó hacia dos objetivos: “la dignificación del humor y a la búsqueda de la originalidad” (Gallud, 2011: 52). 

Jardiel seguía fielmente las teorías de Ramón Gómez de la Serna y de Ortega y Gasset, que sembraron en él la idea de conformar una estética rupturista. 
De hecho, para Jardiel, Gómez de la Serna fue su maestro y aseguró que “sin él muchos de nosotros no seríamos nada […] Lo que el público no pudo digerir de [las comedias de] Ramón Gómez de la Serna, se lo dimos nosotros masticado y lo aceptó sin pestañear” (Lafuente: 2001). Por otro lado, conociendo las teorías de Freud y Bergson, Jardiel conformó su teoría del humor intelectual. 

Jardiel defendió la postura vanguardista de hacer "el arte por el arte". No obstante, su teatro fue muy efectista en cuanto a que lograba evadir al público de la desalentadora realidad de los años 40 mediante la risa, pero también generaba en ellos “una resonancia de amargos desengaños” (Montero, 2001) por su contenido crítico.
Jardiel compuso obras hilarantes, rebeldes, picantes y caricaturescas en las que las innovaciones y las transgresiones tomaban el mando. Pese a que algunos críticos titularon sus producciones como "literatura de evasión" (Gallud, 2014: 137), estas escondían claras denuncias “a la hipocresía reinante y eran una invitación continua a la reflexión sobre el mundo” (Gallud, 2001). 
Por otro lado, Jardiel desarrolló una vertiente literaria en la que el humor se orientó a la parodia metaliteraria de los géneros que triunfaban en el momento, pese a estar plagados de "insulsez [...], ñoñería [...] y falta de ingenio" (EJP, O. C., II: 629)[1].

Entre sus composiciones teatrales destaca el teatro inverosímil -nunca absurdo- donde desplegó toda su maestría cómica. Jardiel lo cultivó con el objetivo de superar el teatro cómico que se estaba representando hasta el momento. Creando situaciones inverosímiles y “diálogos rápidos, joviales, procaces y brillantes” (Olmos, 2015: 30), el autor conformó una estética original que sublimaba lo cómico. 

Entre sus obras teatrales más aclamadas destacan Usted tiene ojos de mujer fatal (1932), Angelina o el honor de un brigadier (1934), Las cinco advertencias de Satanás (1935), Cuatro corazones con freno y marcha atrás (1936). Sin embargo, su producción más aplaudida fue Eloísa está debajo de un almendro (1940), en la que lo equívoco y lo inverosímil alcanzaron su máxima expresión. Un año más tarde estrenó la farsa Los ladrones somos gente honrada (1941).

De su trabajo como novelista destaca la trilogía Amor se escribe sin hache (1928), Espérame en Siberia, vida mía (1929) y Pero… ¿hubo alguna vez once mil vírgenes? (1931), que parodia las exitosas novelas eróticas del momento. También compuso narrativa breve y ensayos.

La relación entre Jardiel y el éxito fue turbulenta. En sus inicios, trató de ofrecer obras teatrales afines a la estética consagrada. El éxito taquillero era fundamental para él. Sin embargo, acabó por comprender que, para crear un estilo propio y original, "debía enfrentarse a la incomprensión y la crítica” (Olmos, 2015: 76). Por ello, mientras cultivaba obras inverosímiles, también compuso otras más fácilmente asumibles por el público. 

Al llegar la enfermedad mortal que le acompañó durante siete años, el carácter de este autor se agrió y algunos críticos han hecho prevalecer la idea de que este escritor fue una persona oscura y amargada. Sin embargo, desmienten esta versión tanto él, que aseguró no poder declarar que su humorismo estuviera apoyado en bases dolorosas (EJP, O. C., III: 708)[2], como su hija, que explicó que su padre era "vitalista, simpático, divertido y bohemio" (Mejías, 2001).

Bibliografía

Fernández, José Ramón (2001). “El hombre que hacía soñar al público”, ABC (13 octubre), p. 9.
François, Cécile (2016). Personaje femenino e intertextualidad paródica en la trilogía novelesca de Enrique Jardiel Poncela. Madrid: Visor Libros.
Gallud Jardiel, Enrique (2011). El teatro de Jardiel Poncela. El humor inverosímil. Madrid: Fundamentos.
Gallud Jardiel, Enrique (2014). Jardiel. La risa inteligente. Zaragoza: Doce Robles.
Jardiel Poncela, Enrique (1973). Obras completas, Barcelona: ed. AHR.
Jardiel Poncela, Enrique (2001). Obras selectas, prólogo de Gustavo Pérez Puig, Madrid: Espasa, Austral Summa.
Jardiel Poncela, Evangelina (1999). Enrique Jardiel Poncela: mi padre. Madrid: Biblioteca Nueva.
Lapuente, Fernando R. (2001). “«Sin ramón no seríamos nada»”, ABC (13 octubre), p. 13.
Mejías, Carmen (2001). “Evangelina Jardiel: «mi padre era vitalista y bohemio»”, ABC (13 octubre), p. 8
     [Extraído de https://www.abc.es/archivo/periodicos/cultural-madrid-20011013.html. Consulta: 06/05/2020]
Montero Padilla, José (2001). “Literatura y vida”, ABC (13 octubre), p. 10.

Olmos, Víctor (2015). ¡Haz reír, haz reír! Vida y obra de Enrique Jardiel Poncela. Sevilla: Editorial Renacimiento.




[1] Extraído de Gallud, 2014: 138.
[2] Extraído de Gallud, 2011: 51.



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